Pablo Junco escanció ayer para toda su familia varias botellas de sidra en el Campo San Francisco. "Somos más de sidra que de vino, la verdad", dijo antes de servir un culín. Sobre el mantel de cuadros del clan no faltaron los bollos preñaos, tortillas y empanadas. Ellos no fueron los únicos que cambiaron el vino por sidra. Cientos de ovetenses hicieron lo mismo. "Combina mejor y presta escanciar en el Campo", comentó Clara Martínez en el paseo del Bombé mientras le quitaba el papel a uno de los bollos preñaos que la Sociedad Ovetense de Festejos (SOF) había repartido minutos antes en la plaza de España. Los socios se llevaron en la bolsa bollos y botellas de vino, pero en la mayoría de los casos reservaron el vino para beber en casa, sólo o con gaseosa.

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El Campo San Francisco volvió a ser el rey de la jornada ganando por goleada a otras zonas verdes de Oviedo en cuanto a afluencia de público se refiere. Sin embargo, la amenaza de lluvia y el cielo plomizo que cubrió ayer la ciudad influyeron negativamente en la cantidad. Muchas personas optaron por tomar el bollo a cubierto ante el temor de una lluvia que nunca hizo acto de presencia. Por esa razón fue algo más fácil que de costumbre hacerse con un trozo de hierba, un banco o una mesa en las terrazas hosteleras del Bombé.

A Geli Menéndez y su familia no les costó trabajo hacerse con un hueco para extender su variado menú de San Mateo en el prado. Una oferta tan amplia que llamaba la atención. Bollos preñaos, tortilla, empanada de bonito decorada con la leyenda "San Mateo", filetes empanados, puré para los niños, frixuelos, tarta de Santiago y café. "Me levanté a las siete de la mañana para cocinar porque es todo casero, hasta los bollos. Lo hago todos los años por tradición familiar tanto el 21 de septiembre como el Martes de Campo. Es que mi madre me enseñó a hacer la masa. Pero mira, es una pena porque el lacón me quedó en la nevera", explicó Geli de corrido mientras cortaba un trozo de empanada.

A pocos metros de ella, la familia Alonso tampoco se quedó corta con su empanada de morcilla y manzana o su tarta de tres chocolates. "Venimos cada San Mateo y nos colocamos en la misma esquina. Esta vez sólo hemos cambiado de árbol", cuenta Carlos Alonso.

También hubo quien tiró de la mesa y las sillas del camping. Antonio del Cueto y su familia pusieron el mobiliario en el prado más cercano a la cancha de baloncesto y la zona de "skate" del Campo. "Nos llevamos la mesa a todas las fiestas. En Arriondas sacamos hasta una carpa. La verdad es que la llevamos siempre en el maletero del coche y nos viene muy bien", aclaró Del Cueto, que también prefiere combinar el bollo preñao con sidra.

La costumbre es el denominador común de casi todos los comensales del Campo San Francisco. Es el caso de un grupo de amigos y sus hijos, ya mayores, que celebran la fiesta en el primer espacio verde o asfaltado que quede libre, pero siempre que sea en el pulmón de Oviedo. Genaro Bermejo, Orestes Gayol, Carmen Abajo, Nuria Gayol y Purificación Fernández juntaron ayer dos bancos para comer a gusto. "Hacemos esto desde hace 40 años y esperamos seguir muchos más", comentó Carmen Abajo, que estaba especialmente contenta porque hace poco conoció a una mujer llamada Carmen Arriba.

Otro de los escenarios gastronómicos de la jornada fue el parque Vetusta-Fozaneldi. La Asociación Quinta del Alba logró reunir allí a cerca de 400 vecinos en la segunda edición de la comida en la calle del día de San Mateo. Bollos, empanadas, tortillas, vino y sidra llenaron la mesa.