La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sergio C. Fanjul | Periodista y escritor

Flashbacks mateínos

El Topu Fartón, durante una noche de las fiestas de San Mateo de 2015. LUISMA MURIAS

De San Mateo lo que mejor recuerdo eran aquellas pegatinas fluorescentes que decían "el topu fartón folla siempre con condón" y mostraban la imagen de dos simpáticos topus dándose al vicio carnal mientras uno de ellos escanciaba sidra. Siempre me fascinó el asunto de escanciar sidra durante el acto sexual y no crean que no intenté emular a aquel topu sexy-sidrero en incontables ocasiones, siempre, he de confesar, sin éxito. Mejor beber primero, con moderación, y luego darse a la pasión.

Las pegatinas las daban en el Topu Fartón, probablemente mi chiringuito favorito de la historia de los chiringuitos, donde despachaban sidra, bocatas de criollo y consignas solidarias y revolucionarias. Otra de sus pegatinas más famosas eran aquellos triángulos morados que decían "Y si soy gay, ¿qué?", aunque yo prefería la de "Y si soy lesbiana, ¿qué?": cuando la llevaba creaba ambigüedades no solo en torno a mi orientación sexual sino también en torno a mi identidad de género: un poco lo que ahora llaman "gender fluid". En aquellos tiempos, por cierto, siendo yo guaje, todavía no habían estallado en su total magnitud el asunto LGTBI+ y mucho menos el feminista, pero los chiringos de San Mateo se adelantaban a su tiempo: la pura modernidad hecha fiesta.

Yo era muy feliz echando las tardes-noches en el Topu Fartón, pero ahora el Topu Fartón, después de más de tres decenios, ya no está y yo, después de más o menos el mismo tiempo, tampoco, porque a los exiliados en Madrid las fechas septembrinas nos vienen fatal para subir a Oviedo a festejar. Cuando en la capital del reino se pone la cosa laboral a tope y comienza el nuevo y efervescente curso, en Oviedo no se os ocurre otra cosa que poneros a celebrar. Así que por San Mateo paso de ciento en viento, y más que fiestas paso envidia de las fiestas. Yo este año, por ejemplo, me iría a ver a Nacho Vegas, a Soleá Morente, a "Natos y Waor", a "The Real McCoyson", a "La Mala Rodríguez", a "Escuela de Odio", a "León Benavente" (donde, por cierto, creo que tengo un pariente) y, por supuesto, a "Camela". En mi época no había tan buenos conciertos.

Me vienen por estas fechas, además, muchos recuerdos: aquel año, a principios del siglo XXI, en el que dejé Oviedo definitivamente y en el que me despedí de los amigos en los chiringuitos, o aquel otro año en el que lo dejé con una novia y erré por las calles deprimido durante noches y noches para luego irme a la cama atiborrado de Orfidal: atravesaba una ciudad en fiestas mientras dentro de mí se celebraba un funeral. Tengo recuerdos que ni siquiera son míos: los del colega que asegura haber estado cuando la juventud carbayona apedreó a los "Hombres G", o algo así (según este periódico fue cosa obra de "heavys, punks y rockers" y su "lluvia de objetos contundentes"), o los de aquella mujer que colaboró en mi crianza y que me contó que Slash, el guitarrista de Guns n' Roses, había miccionado en su portal después de tocar con Michael Jackson y después de tocar también, en plan espontáneo, en el Pinón Folixa con los "Stormy Mondays". Son historias que suenan a leyenda.

Por supuesto, todos aquellos años aleatorios, imposibles de diferenciar unos de otros en la masa amorfa de la memoria, en los que seguíamos la liturgia inamovible de los chiringos, los conciertos, los bares, la Santa Sebe y los imperdonables bailes de última hora en el Rincón Cubano, bajo la efigie barbuda del Che y Fidel que, curiosamente, parecía más folclórica que polémica cuando en la barra se servían miles de mojitos. Allí baila todo Dios, fuesen marxistas-cubanistas o no.

Para mucha gente -la gente de bien- la verdadera patria no son los países, ni las provincias, ni siquiera la lengua o la infancia, sino que su patria son los bares, los chiringuitos, las fiestas populares, los mismísimos bocatas de chorizo criollo. Y como decía Fidel desde la mítica foto mateína? ¡Patria o Muerte!

El año que viene, me paso.

Compartir el artículo

stats