Gecko Turner fue el primero que se subió a las tablas del escenario de la Catedral, en la noche de Nacho Vegas y "Natos y Waor". Puede que la más variada o ecléctica de la programación mateína, en la que el plato fuerte era Nacho Vegas. Era una noche especial para él, jugaba en casa, y presentaba disco y gira "Violética". Turner, un extremeño o "afromeño", con una propuesta de música negra que baila entre el blues, el funk, los ritmos caribeños y el afrobeat subió a un extenso plantel a las tablas, siete músicos que le acompañaron de forma impecable. El extremeño tuvo el detalle -o la sabiduría- de invitar a subirse al escenario a esa banda de Nueva Orleans que está recorriendo las calles de Oviedo. Los americanos respondieron como se esperaba y brindaron a un público, que como ya es habitual fue creciendo progresivamente, unos cuantos minutos de groove caliente.

Un detalle a tener en cuenta es que desde el primer minuto, entre el público y en las primeras filas, se encontraban fans del dúo de rap madrileño "Natos y Waor". Y es que los raperos competían en expectación con alguien como Nacho Vegas, un músico que tiene una trayectoria inconmensurable.

Nacho, acompañado de su banda, los integrantes del grupo que diera uno de los conciertos del año, "León Benavente", ofreció un concierto como se esperaba, con casi un pleno en la plaza cargado de simbología y lucha política. Todo llevado con calma, buen hacer y rezumando talento.

El asturiano dio otro recital -uno más en una lista interminable- y también tuvo invitados, el "Coru Al Altu La Lleva" y un colectivo de trabajadores del sector del comercio. Todo en el marco de su lucha "contra el fascismo", alejándose del rock y reivindicando la trova americana. Algo evidente en un concierto adornado por el lema "This guitar kill fascist" parafraseando al gran Woody Guthrie.

Los músicos de Nacho, los celebradísimos "León Benavente", esta vez más contenidos, cumplieron en cada uno de los temas y estuvieron a la altura de su talentoso "hermano mayor".

Al cierre de esta edición, y no sin antes saquear cada botella del camerino, "Natos y Waor" subían al escenario de la Catedral, donde algunos de sus incondicionales les esperaban desde las cinco de la tarde.