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Luisa Navia-Osorio García-Braga | Sus labores, todas legales

"En Oviedo somos viejos y cada vez menos y la gente no quiere morir aquí"

"Me fui a Madrid porque esperaba hacer películas con Almodóvar, como mi primo Nacho. Fui a estudiar dibujos animados porque el límite es la imaginación"

Luisa Navia-Osorio, en el Club de Tenis de Oviedo. LUISMA MURIAS

Luisa Navia-Osorio (Oviedo, 1962) trabaja en "sus labores, un espectro muy amplio, todas legales y honradas".

-Veía América en Asturias desde casa de mi abuela Luisa, donde la Tesorería de la Seguridad Social, la plaza de la Escandalera por el medio, y tiraba serpentinas al vacío. Allí vivió San Rafael Arnáez, el místico más importante del siglo XX, que escribió del ensimismamiento y el silencio. Es paradójico que viera, sin poder verlo, el desfile desde la casa de un místico del silencio.

-Pero veía el desfile.

-Y las "majorettes" y pasaba la tarde intentando girar paraguas.

-¿Llegó a verlo en la calle?

-Sí, pero hizo falta que nombraran reina de Asturias a mi prima Silvia García-Braga, la mujer de Joaquín de la Buelga, que era guapísima, y nos dieron entradas para una tarima. Si mi prima fuera fea no las habría visto hasta 1992, cuando otro primo guapo, Nacho Martínez, salió de Colón.

-¿Dónde pasó San Mateo?

-En la casona familiar de Las Caldas, con doble muro. Vivíamos solas mi madre, que dormía con la escopeta bajo la cama; Teresa, una señora de confianza que cocinaba muy bien, y yo. Y los perros. Mis hermanos me sacan muchos años y se casaron pronto. En el pueblo de Teresa, Caranga de Abajo (Proaza), me llamaban "la serondina". Mis padres fueron tardíos y mi hijo es "serondín".

-Otoñal. Su casona es lo que en Asturias se llama palacio.

-Suena pretencioso fuera. Lleva diecinueve generaciones en nuestra familia. Es del siglo XV.

-Su San Mateo adolescente.

-Venía de estar aislada y las fiestas del Club de Tenis me hacían sentir como el príncipe Salina del "Gatopardo".

-Se fue a Madrid en 1982.

-Esperaba hacer películas con Almodóvar, como mi primo Nacho. Fui a estudiar dibujos animados porque el límite es la imaginación. Iba a una escuela de la calle de la Palma con mucho moderno, entre ellos "Los Ronaldos".

-¿Dónde vivía?

-En un colegio mayor de las Damas Catequistas. ¡A las 12 de la noche los fines de semana! Iba a casa de mi hermana Illana, fiscal en el Tribunal Supremo. Luego fui a un dúplex en la calle San Bernardo, entre gais jovencísimos dedicados a la moda. Mi madre fue a verme y quedó horrorizada, pero luego le parecieron muy simpáticos y le impresionó lo bien que tendían la ropa.

Trabajó en videojuegos, ilustró libros y colaboró con Mingote en "Al Loro", suplemento de "ABC", junto a la gente de "La Codorniz", con unos recortables con políticos a los que inventaba la ropa.

-Hice Ciencias de la Información. Mi tesis fue sobresaliente cum laude y mi tribunal era de catedráticos, no era de amigos. "El bien y el mal en los juegos de rol de ordenador", me llevó cuatro años; la idea era buena y pionera, pero las conclusiones fueron tan pobres que me dio vergüenza publicarla y no está en la red.

-¿Sabía qué quería ser?

-No. Heredé de una tía, tengo un patrimonio y como más dinero gano es vigilándolo y haciendo pequeñas inversiones. Trabajaba en la Universidad, pero vivía de descubrir pisos, rehabilitarlos a mi gusto, habitarlos y venderlos o alquilarlos en buena época.

-¿Por qué menguó Madrid?

-Había gente con mucho más talento que yo y temporadas de frustración porque no podía llevar a la práctica mis ideas.

-Regresó en 2000.

-A un Oviedo decadente y con una madre enferma durante un año lleno de tristeza y angustia. A pesar de todo, encontré un grupo de amigas divertidísimo y de antiguas amigas del colegio y lo pasé muy bien. Luego encontré a mi marido y la vida pasó a ser menos divertida pero muchísimo más feliz, estable y tranquila, con un niño muy pequeño. Eso que no conocía me encantó.

-Tiene una novela para antes de Navidades.

-Se me ocurrió de forma repentina. Me llevó año y medio, me divertí y salió sin esfuerzo.

-Actual y en Oviedo. ¿Explica Oviedín las clases sociales?

-Ya no. La ciudad tuvo muchos cambios, no hay cogollo sino urbanizaciones, una revolución y una Guerra Civil particulares, fue sacudida y reconstruida, rica y pobre en poco tiempo.

-¿Cómo es ahora?

-Pobre como una rata, y cada vez más. Somos menos y viejos... qué jóvenes nos van a sostener si se están yendo y tampoco se van a jubilar aquí porque no quieren morir en Oviedo para no pagar el impuesto de sucesiones.

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