Los conciertos de la plaza de Catedral en San Mateo se despidieron a lo grande con tres jornadas seguidas de aforo completo (5.000 personas) en sus "noches grandes", y con artistas de muy distinto pelaje: primero "Café Quijano", el día de los fuegos, después "Camela" y, por último, los raperos "Natos y Waor", el pasado sábado por la noche, obligaron al dispositivo de seguridad a cortar el acceso a la plaza.

"Nato y Waor" acompañados en escena solo por una espectacular calavera en tres dimensiones, repitieron lo que vienen haciendo por toda España con la gira de "Cicatrices". Lleno total. Con una "setlist" que, en palabras de Waor, era "algo más larga de lo habitual" se forzaron a un ritmo frenético en el que no cabía el más mínimo descanso entre tema y tema. Y, por supuesto, enamoraron a un público que ya tenían en bandeja.

Desde las seis de la tarde pequeños grupos de fans se fueron dejando ver por la plaza para hacerse con las primeras filas. Esa impaciencia no se vio en ningún concierto de San Mateo, en los que la afluencia iba creciendo progresivamente a lo largo de la actuación de cada artista. Es algo propio de un fenómeno fan digno de estrellas de otra época. Y es que, a pesar de cultivar un género -cada vez menos- minoritario, los de Torrelodones mueven masas. Defendieron su propuesta con un concierto como se esperaba de gente de su talla, la plaza cerrada desde la primera canción, más de 5.000 personas, desmayos y lágrimas en las primeras filas y fotos, muchas fotos.

El público les devolvió la entrega, y ellos lo agradecieron. "Sois uno de los mejores públicos que hemos tenido" dijo Natos durante el concierto.Ya en el "backstage" lo reiteró y aseguró que no era "para regarle los oídos" a la gente, que era "la verdad". Y es algo a tener en cuenta, el impecable comportamiento del público de la Catedral durante, no el sábado, sino en todas las veladas.

La programación, con el empujón del buen tiempo, parecer haber cumplido con la idea de contentar a todos los públicos. Noches como la del sábado fueron masivas, con afluencias prácticamente imposibles de contabilizar, en busca de una suma para el total de la velada.

El asturiano Nacho Vegas, que precedió a "Natos y Waor", tampoco estuvo lejos de llenar la plaza, pero su público, los que habían ido a verle a él exlusivamente, que no fueron pocos, casi seguro que no se quedaron a ver a los raperos.

Eso es algo que ha sido una tónica bastante habitual, cada público tuvo lo suyo en una programación variada y potente musicalmente. Que, si bien, cosechó audiencias dispares, cerró con éxito y dejó el listón alto para el año que viene. Lo que quizás sea la mejor noticia.