Desde que recibió la llamada telefónica que le notificaba que él era el ganador de la decimoséptima edición del premio "Emilio Alarcos" de Poesía, a Emilio José Martín Vargas (Valencia, 1979) no dejaban de caérsele las cosas de las manos. Sorprendido y nervioso, este camarero valenciano, licenciado en Filosofía y padre de dos niños pequeños, ni siquiera sospechaba que su segundo poemario, "Todo el mundo me mira", había superado la primera criba y llegado a la final.

El jurado reunido ayer en Oviedo dictaminó que sus poemas eran los mejores entre los de los diez finalistas. Al certamen, creado en 2002 por la Consejería de Educación y Cultura del Principado, se habían presentado este año 90 originales y entre todos ellos Martín Vargas sobresalió, a juicio del jurado, por la "frescura e ironía" de su obra y por "una suave e ingeniosa voluntad transgresora, que hace que se lea con gusto".

Esta era la primera vez que el valenciano, de origen andaluz, se presentaba al "Alarcos". "Una vez acabada la obra me decidí por este premio, la dotación económica tuvo que ver (7.200 euros), y sobre todo el jurado de prestigio, formado por gente a la que admiró, la nómina de premiados y la oportunidad de poder pasar a formar parte de ella".

El poeta, que expresó "una gran ilusión" por viajar a Oviedo, entendió el dictamen del jurado y sus referencias a lo irónico de su obra. "La ironía es la marca de la casa", reconoció y se refirió a su poética como "crítica, pensada y repensada". En su trabajo como camarero, según cuenta, encuentra material sobre el que reflexionar en sus poemas. "Yo escribo de lo que conozco", dice. Y considera que su formación en Filosofía aporta un toque personal y "cínico" a sus versos.

En "Todo el mundo me mira" Martín Vargas explora las consecuencias que ha tenido en su vida la publicación de su primer poemario, "Lloráis porque sois jóvenes", con el que ganó el Premio Hermanos Argensola. El primero ya fue lanzado por Visor, la misma editorial que sacará el que ahora acaba de ser galardonado con el "Alarcos".

Ayer, Emilio José Martín Vargas festejó la buena noticia en familia, descorchando una botella de cava y dejó para el fin de semana, sin obligaciones laborales, una celebración mayor.

El Premio Nacional de Poesía Luis Alberto de Cuenca debutó ayer en la presidencia del jurado del "Alarcos", en sustitución de Luis García Montero, que al asumir la dirección del Instituto Cervantes ya no puede participar por incompatibilidad con el cargo. A pesar de todo se le esperaba en Oviedo, para asistir al fallo, a la presentación del libro ganador de la anterior edición, "Micrografías" de Irene Sánchez Carrón, y al homenaje que por la mañana la Cátedra Emilio Alarcos dedicó al poeta León Felipe en la biblioteca del campus del Milán por el 50 aniversario de su fallecimiento. Al final no pudo ser, porque García Montero tuvo que viajar a Bruselas.

En el acto del Milán participaron los poetas Aurora Luque, José Luis García Martí, Carlos Marzal y la directora de la Cátedra Alarcos, Josefina Martínez, todos ellos en el jurado del Premio.