El matrimonio de septuagenarios que pasó dos noches en un banco del Campo San Francisco tras ser desahuciado de su piso del centro de Oviedo por impago de alquiler dejó "dos notas de despedida" antes de abandonar la vivienda el 18 de septiembre. Así se lo comunicó personalmente la mujer, de 72 años, a miembros del grupo municipal de Somos dos días después del desalojo. Ella y su marido, de 74 años, perdieron todos sus ahorros en un negocio de hostelería. Al parecer, el año pasado decidieron cambiar el local de ubicación en un intento por atraer más clientela, pero la jugada les salió mal y tuvieron que cerrar. Las deudas se les fueron acumulando hasta los 9.750 euros -unos 20 meses de renta- a la dueña del piso en el que residían desde hace siete años.

El hombre dejó de abonar la cuota de autónomos y se quedó sin derecho a paga. El único ingreso que perciben los dos es una pensión no contributiva de 375 euros a favor de la mujer, a todas luces insuficiente para satisfacer los 500 euros de alquiler al mes de su piso. Ambos insisten en que habían llegado a un acuerdo verbal con la propietaria de la vivienda para empezar a abonarle en enero los casi dos años de renta pendientes porque iban a recibir una herencia. Sin embargo, y siempre según su versión, la abogada de la arrendataria no les dio opción a aplazar el pago, advirtiéndoles el 17 de septiembre de que tenían que abandonar el piso al día siguiente. Esa era la orden del Juzgado.

Llaves puestas

El matrimonio se duchó, recogió cuatro cosas del piso y cerró la puerta dejando las llaves puestas para facilitar la ejecución del desahucio, por eso cuando los trabajadores del juzgado llegaron no encontraron a nadie. Desde Somos afirman que la pareja fue a verles por primera vez hace veinte días al despacho del grupo municipal, en la plaza del Ayuntamiento, para explicarles su dramática situación con una orden de desahucio para el 18 de septiembre. Ya entonces estaban en contacto con la Plataforma Afectados por la Hipoteca (PAH). Días después volvieron mucho más contentos, porque habían alcanzado un acuerdo con la dueña del piso para pagarle en enero. La última visita de la pareja a Somos se produjo el jueves 20, para decir que llevaban dos días durmiendo en el Campo y que habían escrito "dos notas de despedida". En ese tiempo no le habían contado a nadie por vergüenza lo que les había pasado, ni siquiera a su familia. La PAH buscó una solución de urgencia, ofreciéndose a costearles una pensión, pero finalmente localizaron a unos amigos del matrimonio para que les acogiese en una habitación de su casa.

Las reacciones del tripartito no se han hecho esperar. El alcalde, Wenceslao López (PSOE) manifestó ayer su estupor por lo ocurrido, calificándolo de "excepcional" porque "no es normal que algo así ocurra en Oviedo". Aseguró que los Servicios Sociales del Ayuntamiento ofertaron al matrimonio diferentes recursos: "No consideraron oportuno aceptar la oferta y nosotros no podemos obligar a nadie", indicó.

La vicealcaldesa Ana Taboada (Somos) ha exigido que se revise el funcionamiento de los protocolos sobre desahucios, porque "resulta evidente que algo ha fallado ya que en situaciones de vulnerabilidad como ésta esos protocolos deben garantizar que los afectados no terminen en la calle". A su juicio, el juzgado tenía que haber comprobado de oficio la situación de la pareja desahuciada y al observar que pertenecen a un colectivo especialmente indefenso (mayores de 65 años), "paralizar el procedimiento, ponerlo en conocimiento de los Servicios Sociales y dar tiempo para buscar una solución".

La portavoz del grupo municipal de IU, Cristina Pontón, cree que el caso "pone de manifiesto que hay que seguir trabajando sin escatimar esfuerzos ni recursos en la detección precoz de situaciones de vulnerabilidad" y añade que "han fallado todos los controles y el sistema en general".

El Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) sostiene que nadie alertó previamente al Juzgado de la precariedad en que vivía el matrimonio y que el día del desahucio la vivienda estaba vacía.