Quedamos con Miss Beige en el hotel de Oviedo en el que se se aloja para participar en la Noche Blanca. Su contundente estética se mezcla con la de los huéspedes que pasan por recepción. Ya en la calle cogemos un taxi para dirigirnos al encuentro con la otra protagonista de esre reportaje, La Ana Ozores gris que reina en la plaza de la Catedral entre los selfis de los turistas.
Miss Beige, que viste de pies a cabeza con el color que le da nombre se mezcla con la gente sin que nadie repare en que de su bolso asoma el palo de un enorme martillo. Con su cara seria, su pelo sucio y una enorme pasión por las pipas reivindica la independencia de cada ser humano en un mundo uniformizado. Una filosofía que la ha convertido en una heroína en el mundo post facebook.
Ana Esmith es la artista madrileña que está detrás de Miss Beige, un personaje que nació tras su vuelta a España después de pasar 15 años en Londres. "Intenté reciclar material que yo tenía para crear personajes, pero no acaba de cuajar nada. Entonces me encontré el vestido en el rastro y a raíz de ahí empecé a dar forma a Miss Beige".
Miss Beige defiende la normalidad como ley de vida, el no tener que inventarse una vida perfecta. En los últimos tiempos estamos tan preocupados por retratar nuestra vida privada que nos olvidamos de lo que pasa en las calles", añade Ana.
Como los grandes superhéroes Miss Beige siempre tiene el traje a punto y puede aparecer en cualquier sitio. En Santander la confundieron con Patricia Botín y estos días ha recorrido los Picos de Europa con su vestido beige y se ha subido al funicular de Bulnes "sin que nadie se diese cuenta del martillo", puntualiza Ana.
Su archienemigo es el palo selfi "el peor invento de la humanidad", según su alter ego, "Yo comprendo que a mucha gente le gusta retratarse. Pero, ¿de todo y en todo momento? . Yo me imagino los palos selfi como espadas".
Miss Beige se ha convertido en un icono de las redes sociales pero la fama no ha conseguido apartarla de su misión: "¡Abajo la falocracia, arriba el beige!"
