El taoísmo representa el universo con el yin y el yang que marcan la dualidad de todo lo existente. Los universos pueden tener la medida que cada uno marque, y en cada universo particular se puede encontrar esa dicotomía que al final constituye el mundo propio. En ocasiones está más claro y en otras se hace más complicado alcanzar a percibir los dos extremos. En Bueño, Ribera de Arriba, es sencillo, basta con girar la mirada y con comerse una menestra que ha dejado "un recuerdo imperecedero" en la memoria del periodista Ángel Harguindey. Los productos de la huerta de aquella menestra, el yin, han sobrevivido a la central térmica de Soto de Ribera, el yang. Ésos son los dos polos que marcan la historia de Ribera de Arriba, la industria y el campo en una convivencia que sorprendió a Harguindey y a todos los participantes en el proyecto "Viaje a la Ribera", que ayer se presentó en el Museo del Hórreo de Bueño, a pocos metros de la térmica.

En el acto, José Manuel Vaquero, consejero de Prensa Ibérica Media, grupo al que pertenece LA NUEVA ESPAÑA, que ejerció de moderador, pidió con toda intención la primera impresión que se habían llevado los ilustres visitantes. Lo hacía a sabiendas de que, como apuntó el escritor Manuel Vicent, "la primera mirada, la que capta el paisaje, la luz y el aire", es la más sincera "porque luego el paisaje empieza a modificarse a través de las pasiones de sus habitantes". Siguiendo con Vicent, se remontó a las huelgas mineras de 1962, "era la primera vez que el franquismo se cuarteaba desde abajo y lo hacía desde aquí", por lo que para él "la pérdida de la inocencia franquista está en esta tierra, en este lugar que para mí era el sitio para beber de las primeras fuentes de la rebelión". Fue Vicent quien acuñó ayer la imagen del yin y el yang, del bien y el mal, del paisaje y la térmica. Una imagen casi cinematográfica puede sorprender a aquellos más avezados en el arte de mirar, como el director Manuel Gutiérrez Aragón. "Bueño es un sitio de cine", certificó, para añadir sorprendido que "aquí la gente sabe mucho de cine, incluso se saben los años de mis películas, de los que no me acuerdo ni yo".

Ese viaje a la Ribera ha cuajado en un cofre que es una representación de Bueño, una caja que contiene literatura, periodismo, música y cine, "todo relacionado con las actividades que ponen en marcha los vecinos, como el ciclo de cine al aire libre, el Festival de Jazz, el ciclo de teatro...", enumeró Vaquero, que aprovechó para sugerir al alcalde de Ribera de Arriba, José Ramón García Saiz, que la canción compuesta para la ocasión por el cantautor candasín Pipo Prendes "bien podría ser el himno del concejo".

Pipo Prendes, por su parte, se confesó "adicto a Manuel Vicent", así que hizo suyo algo que había comentado el escritor, "yo también soy un superficial muy profundo", para explicar que con la edad lo que busca con su música "es trasladar lo que percibo sin ningún tipo de artificio, a pelo".

En el libro, en esas visiones particulares y al mismo tiempo universales de la Ribera, participan también los escritores asturianos Manuel García Rubio, que ayer no pudo asistir a la presentación al encontrarse enfermo, y Fulgencio Argüelles, que confesó que su viaje a la Ribera "es un viaje a la infancia" y dejó una de las imágenes más potentes de la jornada: "Cuando pasaba por aquí en moto con mi padre camino de Oviedo, veía un transatlántico que había subido por el Nalón, era la térmica, que espero que algún día haga el camino inverso y se pierda en el mar".

El que ha puesto imágenes al proyecto, surgido de la mente del productor de cine Juan Gona, fue el fotógrafo Jordi Socías, que viajó a Bueño en tren, ése fue su viaje, "con los Rolling Stones (Aragón y Harguindey)" y luego hizo "un paseo visual para tratar de documentar y reflejar las cosas de este bonito lugar".

Una primera mirada tan limpia como permite la térmica a la que también Ribera de Arriba debe mucho de lo que es.