Los arquitectos y urbanistas consultados por LA NUEVA ESPAÑA urgen al equipo de gobierno municipal a tomar medidas para frenar el deterioro del Campo San Francisco, de forma que el principal "pulmón verde" de la ciudad recupere una entidad y un carácter que estos expertos consideran perdidos. A su juicio, el concurso de ideas convocado por la Concejalía de Urbanismo para la mejora de la calidad del espacio público en el entorno del parque debe marcar un antes y un después para un enclave que hoy en día presenta un estado de evidente decadencia, con el kiosko de la música vallado y cubierto de vegetación, el mural de Antonio Suárez del paseo de los Álamos repleto de desconchones, la mayor parte de las fuentes sin agua, el pavimento en mal estado y edificaciones como el kiosco de la Chucha repletas de pintadas.
"Es evidente que el Campo San Francisco necesita una restauración tras muchos años en los que se han tomado decisiones equivocadas, que van desde la selección del pavimento hasta unas obras en el mosaico de Antonio Suárez que cambiaron los dibujos originales". Este es el punto de partida del análisis que sobre el estado del parque central de la ciudad hace el arquitecto Fernando Nanclares, para quien este espacio necesita una inversión "importante" que le permita recuperar su "carácter" y acabar con "abusos" como los que aprecia en la Herradura, con el edificio del Pavo Real, o en el kiosko de la música, una obra de Juan Miguel de la Guardia, el arquitecto del ensanche que redefinió la imagen de la ciudad en el tránsito del siglo XIX al XX.
A juicio de Nanclares, la restauración del Campo no puede esperar mucho más tiempo. Entiende el arquitecto que lo más perentorio es actuar en la Herradura, retomar y completar los trabajos para la rehabilitación del kiosco de la música y recuperar el paseo de los Álamos.
Manuel Carrero de Roa, arquitecto y miembro de la plataforma "Imagina un bulevar", impulsora del proyecto para la reconversión urbana de la entrada a la ciudad por la autopista "Y", sostiene que el Campo tiene que dejar de ser una mera colección de árboles. "Necesita un concepto de parque que unifique y le dé sentido, porque ahora no hay ni una idea clara de jardinería", sostiene Carrero de Roa, para quien, cuando se resuelva el concurso de ideas para la mejora del entorno, cuyo jurado se reúne la próxima semana, llegará el momento de repensar el parque "con una idea de conjunto, como sucede en otras ciudades europeas". En todo caso, considera urgente actuar en el mosaico del paseo de los Álamos.
También fía buena parte del futuro del Campo al concurso de ideas del área de Urbanismo, a cuyo frente está Ignacio Fernández del Páramo (Somos), el arquitecto Javier Calzadilla. "Los defectos ya se han detectado y está claro que hay que actuar; lo que hace falta ahora es que se resuelva el concurso, que se adjudique el proyecto y ponerse a trabajar", subraya Calzadilla.
Uno de los autores del diagnóstico que ha servido para redactar las bases del concurso de ideas es Felipe Díaz de Miranda Macías, arquitecto y urbanista que lamenta ver al Campo convertido en "un trastero en el que cabe absolutamente de todo". A su juicio, el "corazón" de la ciudad afronta el reto de recuperar una "identidad perdida" a causa de un "abandono imperdonable que lo mismo se nota en las fuentes que en el pavimento, el kiosko de la música, el aguaducho o la ausencia de animales".
El concurso de ideas de la Concejalía de Urbanismo, cuyo fallo no se realizará a través de una mesa de contratación sino por un jurado especializado, apenas incluye actuaciones para el parque propiamente dicho. Eso sí, en su primera fase recoge la rehabilitación del mosaico de Antonio Suárez como punto de partida para la conexión del paseo de los Álamos con la Escandalera.
