"La Revolución del 34 y la Guerra Civil impidieron que el desarrollo de la sede actual del Centro Asturiano de Oviedo en el Naranco fuese más ambicioso". Así lo señaló ayer el cronista oficial de la institución ovetense y colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, Pedro Rodríguez Cortés, durante una conferencia en la que repasó cronológicamente los pasos llevados a cabo por los emigrantes asturianos en Cuba para fundar el Centro Asturiano de La Habana el 2 de mayo de 1886 y su delegación ovetense el 13 de febrero de 1928.

Cortés dedicó la primera parte de su exposición a recordar cómo medio centenar de asturianos residentes en La Habana decidieron constituir el Centro Asturiano de la capital cubana tras mantener varias diferencias con la Sociedad de Beneficencia Asturiana, colectivo fundado en 1877 para ayudar a los asturianos tanto emigrantes como los que se quedaron en la región.

El cronista explicó que las diferencias en el seno de la Sociedad comenzaron por la negativa de enviar una ayuda a los habitantes del suroccidente asturiano afectados por un largo temporal de frío que les dejó sin apenas existencias de comida. "Un grupo decidió organizarse por su cuenta y reunir una considerable cantidad de dinero para atender la demanda insatisfecha", explicó.

Esa primera experiencia, unida a varios artículos publicados en el periódico "El Heraldo" por el periodista Luis Suárez Solís, en los que animaba a los asturianos en constituir su propio centro, con el argumento de que los gallegos y los catalanes ya lo tenían a pesar de contar con una colonia más reducida en la isla caribeña.

Una vez constituido el centro, los esfuerzos del colectivo se focalizaron en hacerse con una sede y los ojos de las primeras directivas se pusieron sobre el Casino Español. "Era el edificio más bonito de La Habana, de Cuba y de todo el Caribe", indicó sobre el inmueble propiedad de la familia González del Valle que hasta entonces servía de sede para los diferentes colectivos españoles.

La adquisición del Casino no resultó nada sencilla. Según explicó Pedro Cortés, los directivos llegaron a un acuerdo con la propiedad para su compra por 85.000 pesos de oro en 1887, pero durante el largo transcurso para cerrar la operación los colectivos ocupantes se organizaron para hacer una contraoferta de 125.000. Finalmente, primó la palabra dada y el Centro Asturiano de La Habana dio dos años de plazo al resto de asociaciones para buscar otros espacios.

Cortés comentó que llegado 1890 los inquilinos se resistían a abandonar el edificio, pero una orden judicial permitió finalmente al Centro adquirir y reformar con una gran inversión de 200.000 pesos la que sería su sede hasta 1918 cuando un incendio la destruyó, culminándose una nueva sede social en el año 1927.

Construida la nueva sede, el Centro continuó su expansión. Si bien años atrás ya había fundado una delegación en Tampa que llegó a contar con 15.000 socios, la delegación ovetense no llegó hasta el 13 febrero de 1928, motivada por la apuesta del centro de crear un sanatorio en el Naranco para los emigrantes retornados afectados por enfermedades, en muchos casos tropicales.

El equipamiento no tuvo el uso esperado y en las décadas sucesivas se fue reconvirtiendo para el uso social. "La llegada de Luis Riera a la Alcaldía en 1974 fue un gran impulso", recordó el cronista oficial que, no obstante, considera que los mayores progresos llegaron con la presidencia de Alfredo Canteli, a partir de 1999. "Realizó innumerables proyectos sin hacer nunca ninguna derrama y aprovechando los espacios desaprovechados", concluyó.