"Las científicas deben salir más en los libros de texto y en las publicaciones y romper ese techo de cristal al que se enfrentan". Así lo dijo ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA Teresa Valdés-Solís, científica titular del Instituto Nacional del Carbón, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que inauguró el ciclo de conferencias de otoño del CSIC-Asturias con una charla sobre las mujeres en la ciencia y en la investigación del carbón.

Valdés-Solís, que fue presentada por Ángeles Gómez, delegada del CSIC en Asturias, destacó la figura de mujeres como Mildred Dresselhaus, la primera que logró una cátedra en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (M. I. T.) y que se distinguió en especial por su trabajo sobre el grafito, los compuestos de intercalación del grafito, los fullerenos, los nanotubos de carbono y el efecto termoeléctrico de baja dimensión, tal como explicó la conferenciante.

"Su grupo hizo frecuente uso de la estructura de banda electrónica, el efecto Raman, y la fotofísica de las nanoestructuras de carbono. Entre los antiguos alumnos de Dresselhaus se encuentran reconocidos científicos de materiales como Deborah Chung y James S. Speck", indicó.

Dresselhaus obtuvo numerosos premios que incluyen la Medalla Presidencial de la Libertad y la Medalla Nacional de Ciencia, en 1990, en reconocimiento a su trabajo sobre las propiedades electrónicas de los materiales y la promoción de oportunidades para mujeres en ciencia e ingeniería. Valdés-Solís lamentó que ya vayan dos ediciones de los Nobel sin que resulte premiada una mujer. "Hemos avanzando mucho, pero aún existe la concepción de que los niños pueden tener un futuro más brillante como científicos que las niñas". "Desde el siglo XX hasta ahora hemos visto nacer y desarrollarse muchos materiales de carbono. Algunos han tenido mucho reconocimiento público; uno de ellos es el grafeno, cuya existencia aislada se descubrió en 2004 y recibió el Nobel en 2010", añadió Valdés-Solís, quien volvió a la figura de Dresselhaus, conocida como "la reina del carbono", para resaltar la recomendación de la científica de "ser tenaz y flexible, ayudarse y estar dispuesta a ayudar a otros".

Sobre la situación de las investigadoras asturianas en el ámbito del carbón, Valdés-Solís destacó que la actual presidenta del CSIC es Rosa Menéndez, la anterior directora del Instituto del Carbón, y la delegada del CSIC en Asturias, Ángeles Gómez, que también procede de la entidad que ahora dirige Fernando Rubiera, también presente en la sala. Además, Valdés-Solís no pasó por alto el hecho de que en 2012 Hunosa tuviese la primera presidenta de su historia, María Teresa Mallada.

Sobre la situación actual del carbón, la científica abogó por ir evolucionando hacia fuentes más eficientes de energía y centrar los esfuerzos en diseñar procesos limpios de uso del carbón, "sea cual sea su procedencia", en clara alusión al cierre previsto de los pozos asturianos.

Valdés-Solís estudió Ingeniería Química en la Universidad de Oviedo y se doctoró en el programa de Tecnologías del Medio Ambiente. Ha desarrollado su carrera investigadora en el Instituto Nacional del Carbón, con estancias de investigación predoctorales y posdoctorales en las universidades de Delft (Países Bajos), Politécnico di Milano (Italia) y Oxford (Reino Unido).