Mari Luz Menéndez no tiene dudas. Para ella, pocos, por no decir ningún sabor, tiene un tirón comparable a los que ofrece el Desarme. El tradicional menú compuesto a base de garbanzos con bacalao, callos y arroz con leche demostró ayer tener una capacidad de atracción sin límite, abarrotando casi todos los restaurantes de la ciudad hasta el punto de obligarles a doblar turnos y mesas para una jornada "excepcional". Para Menéndez, la posibilidad de paladear los sabores de siempre con una compañía agradable es motivo suficiente para garantizar fidelidad eterna con la cita gastronómica ovetense: "Ya tenemos reservado para el año que viene", comenta con entusiasmo.

Mari Luz Menéndez fue solo una más de los cientos de personas que ayer tuvieron la oportunidad de degustar en Oviedo uno de los menús del Desarme despachados ayer en los establecimientos de la ciudad. Lo hizo en compañía de su marido y otros dos matrimonios, en un restaurante de la calle San Juan. "Nos gusta todo, pero los callos son lo que más disfrutamos", coincidieron varios de los presentes en la mesa.

El resultado positivo para el sector fue el fruto de un esfuerzo para que todo saliera bien iniciado a comienzos de esta misma semana. "Los callos son totalmente caseros y comenzamos a prepararlos con varios días de antelación", explica Joaquín Álvarez "Quino", propietario de un establecimiento hostelero de la calle Félix Aramburu en el que Marcial Fernández no falló a su cita con el Desarme junto a una veintena de amigos. "Llevamos muchísimos años viniendo y la intención es seguir haciéndolo", comentó el profesor de instituto jubilado, que en su día impartió clase a la Reina Letizia y aprovechó el encuentro para presumir de haber sido saludado por su exalumna durante los actos previos a la entrega de los premios "Princesa de Asturias".

La satisfacción de los restauradores fue total en todos los rincones del centro de la ciudad. En algunos casos no dudaron en redoblar esfuerzos para aumentar la capacidad de los restaurantes. "Doblamos e incluso triplicamos los turnos y habilitamos todas las mesas que pudimos para poder atender a todo el mundo", señaló Juan Cuesta, responsable de un local de la plaza de la Catedral en el que un grupo de trabajadores del sector de la distribución disfrutaron de una excelente comida tanto por la calidad de los platos como de la compañía. "Tenemos un infiltrado de Gijón", comentaban con humor en referencia a Marco García, el único comensal gijonés de una mesa dominada por ovetenses.

Otros muchos hallaron en la clásica celebración gastronómica de la capital del Principado una excusa perfecta para compartir mesa y mantel con compañeros de trabajo procedentes de diferentes puntos de la región. Fue el caso de un grupo de ocho empleados de una empresa inmobiliaria totalmente entregados a los sabores de siempre. "Es una oportunidad perfecta para confraternizar", señaló la empleada Regina Santamaría, encantada con el regusto dulce de los frixuelos añadidos al clásico arroz con leche del postre del Desarme.

Hasta la calle Santa Susana se escaparon otras cuatro empleadas de un centro de estética, concienciadas de tomarse un respiro en el cuidado de la línea. Carmen Díaz, Cristina Castro, Lorena Fernández y Pilar Suárez presumen de haber jurado fidelidad eterna al Desarme. "Solemos quedar este día porque nos encanta la comida", declararon.

Aunque la tónica general fue la del respeto a rajatabla del menú creado en 1876 para celebrar el fin de la tercera guerra carlista, algunos hosteleros trataron de diferenciarse con mínimas variaciones. "Somos los únicos que incluimos les casadielles en el postre", explicaba Emilia Fernández, cocinera de un establecimiento de la calle Fermín Canella, que ayer sirvió 90 menús a lo largo del mediodía.

Superado el día grande del Desarme, hoy continuarán los actos con la celebración del VI Gran Capítulo organizado por la cofradía del Desarme en el Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo con varios actos solemnes a partir de las 12.00 horas.