Seguro que se acuerdan de aquel Oviedo con una gran cantidad de gente que iba de paso, transeúntes, afincados provisionalmente por diversas razones, bien por trabajo, destino militar o haciendo lo que siempre conocimos por la "mili".
Así, por ejemplo, recordamos en aquella época un cuartel del Milán con unos 6.000 soldados procedentes de diversas provincias limítrofes. Aquellos reclutas, además de las prácticas militares, tenían sus días de asueto, que solían ser los jueves y los domingos, momentos que aprovechaban para pasear y hasta cortejar a las chicas que cuidaban los niños en el Parque de San Francisco.
Los que tenían la suerte de llevar algo de dinero en su bolsillo iban a alguno de los bailes, en tanto otros iban al cine, donde las entradas de "gallinero" eran más baratas. Y aquí comienza mi historia realmente.
Se estrenaba en Oviedo, en la sala Real Cinema, la película "El derecho de nacer", drama que protagonizaban los actores Gloria Marín, Jorge Mistral y María Roth, bajo la dirección de Zacarías Gómez Urquiza, con guión de la novela de Félix B. Caignet. El cine se encontraba entonces en lo que es hoy la plaza Longoria Carvajal. Un familiar mío pasaba entonces próximo a la puerta de la sala cine justo en el momento que salía la gente de ver una de las sesiones de "El derecho de nacer". Dos soldados que acababan de ver la película se secaban sus lágrimas y uno le decía al otro con voz temblorosa: "Mañana volvemos". La película en cuestión era un auténtico drama que no sólo hacía llorar a aquellos soldados, fuera de sus casas y alejados de la familia. Sin duda, eran otros tiempos.
