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Quince años en la historia de la Ópera de Oviedo

El aficionado que engrandenció la lírica

Melómanos y artistas reconocen en Jaime Martínez al hombre que supo impulsar la temporada del Campoamor a pesar de su corto presupuesto

El aficionado que engrandenció la lírica

Los quince años de Jaime Martínez al frente de la Ópera de Oviedo dejan buen sabor de boca entre artistas y melómanos. El presidente de la fundación que gestiona la temporada lírica del Campoamor adelantaba esta semana a LA NUEVA ESPAÑA que no se presentará a la reelección en 2020, y que quizás se retire antes. Quienes lo conocen y han trabajado con él durante esta etapa de la Ópera ovetense reconocen en él una gran humanidad y capacidad de empatía. Dicen que ha sabido hacer grande la temporada, a pesar de los escasos recursos de los que dispone y que siempre se ha mantenido en su lugar, el de un aficionado excepcional que deja hacer y da su apoyo a los profesionales.

El director de escena ovetense Emilio Sagi opina que una de las virtudes de Jaime Martínez es haber sabido "construir sobre lo construido" y "aprovechar el esfuerzo de los anteriores". A partir de ahí, Sagi considera que "la evolución ha sido muy buena", haciendo que la temporada "creciera, que hubiera más funciones, un repertorio más amplio y conectar, en coproducciones, con teatros de Europa". El reciente estreno de "Fuenteovejuna" ha sido, a su juicio, "un acontecimiento "importante para una temporada consolidada como la de Oviedo", y todo es fruto, según el escenógrafo, del "trabajo diario".

Desde Madrid, el musicólogo Emilio Casares se escapa de vez en cuando a la Ópera de Oviedo. Opina que la temporada carbayona es "buena, tirando a muy buena" y la califica con "un nueve tirando a un diez". "No se puede sacar más provecho ni más calidad -que es mucha- con un presupuesto tan raquítico. Durante mucho tiempo, en Oviedo, se hacían el mismo número de funciones y títulos que en Valencia, y allí se gastaba seis o siete veces más", señala. Lo de Oviedo, para Casares, "es un milagro". "Siempre que voy me sorprende la calidad", asegura, y lo único que hecha en falta es la ópera española.

La soprano Ana Nebot siente por Jaime Martínez "un gran aprecio y cariño, personal y profesional". Dice que "se puso al mando de una fundación que necesitaba muchos cambios y él los propició. Ha sabido estar en su sitio, el de un gran aficionado, y ha dejado que los profesionales tomen las decisiones. No se ha entrometido". Nebot hace ver que el director artístico, Javier Menéndez, "ha dado un giro a la Ópera de Oviedo, y Jaime lo ha apoyado". "Se implica al cien por cien, siempre constructivo, apaciguando" y "siempre se encuentran en él una persona muy empática", asegura Nebot.

Jaime Álvarez-Buylla, presidente de la Sociedad Filarmónica, se refiere a Jaime Martínez como a "un ovetense purísimo, que quiere a Oviedo". Álvarez-Buylla considera que con Jaime Martínez la Ópera de Oviedo ha alcanzado "el máximo prestigio". "Él siempre dice que es el equipo el que lo hace todo, y habla de lo importante que es saber escoger a las personas de las que uno se rodea", añade.

El tenor José Bros, distinguido el año pasado como "Artista predilecto" por la Ópera de Oviedo, contaba ayer desde Sevilla, donde está de ensayos, que "se retira el presidente pero permanece el amigo, una persona cercana en los artístico y lo personal". Bros, que lo tienen por "una grandísima persona, de gran humanidad, trayectoria intachable y conciliador", se reencontrará con él el próximo mes de marzo, cuando viaje a Oviedo. "Jaime Martínez siempre ha pensado lo mejor para la ópera, ha confiado plenamente en el director artístico y ha sabido llegar a un consenso", afirma.

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