Lo que Marisa Lacarta siente por la caligrafía es amor. "Me acerqué a ella por primera vez en un mercado de artesanía y me enamoré", confiesa, y de eso hace diez años. Lacarta, de Bilbao, es una de las trece participantes en el taller de caligrafía que este fin de semana se desarrolla en el monasterio de San Pelayo. La asociación Asturias Caligrafía, constituida hace apenas un año, ha conseguido traer a Oviedo a uno de los profesionales más reputados de España, el catalán Oriol Miró, que da clases en universidades de todo el mundo y que desde el viernes enseña en San Pelayo los secretos del dorado en relieve.

Las pelayas han hecho sitio en su casa a los calígrafos, que trabajan silenciosamente en una sala de la segunda planta. Muchos se han alojado en el monasterio estos días. Oriol Miró, que muestra su trabajo en www.urimiro.com, explica que durante estos tres días en Oviedo los alumnos se han iniciado y perfeccionado en el dorado en relieve con pan de oro, de 24 quilates, aplicado de a misma manera que hacían los escribanos de la Edad Media, sobre yeso. En el grupo hay personas llegadas de Bilbao, Valladolid, Salamanca, Pontevedra, Gerona y Barcelona, entre otros sitios.

Miró cuenta que la caligrafía decorativa empezó como un instrumento de evangelización, para llamar la atención de quienes tenían acceso a los libros sagrados. Luego se convirtió en un elemento de ostentación.

Andrés Antón, el presidente de la asociación, explica que, además de aprender la técnica, durante el taller se estudian los principales estilos caligráficos. Antón señala que "la caligrafía es una de las bases mas importantes del diseño gráfico", pero entre quienes la practican hay personas con muy distintos intereses, y no siempre profesionales. Ante un trabajo caligráfico, con una concentración absoluta, el tiempo pasa volando. El propósito de Asturias Caligrafías es "transportar un arte antiguo al mundo actual y orientar este conocimiento al deleite y la observación".

Memoria y motricidad

Oriol Miró afirma que la tecnología no ha vaciado a la caligrafía de su valor. "Debería ser un básico en la escuela, no solo porque ayuda a memorizar sino porque permite entrenar la motricidad fina", señala.

Es habitual que los aficionados a la caligrafía viajen por toda España, siguiendo los talleres que se imparten aquí y allá. Desde Asturias no es fácil acceder a la formación. "Las letras son nuestra cultura", subraya Andrés Antón, y por eso, para acercarlas a la región ha constituido, junto a otros calígrafos, la asociación asturiana, que da cuenta de sus actividades en www.asturias caligrafía.com.