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Fuego en el alma asturiana de Cuba

El 24 de octubre de 1918 un incendio arrasó las instalaciones del Centro Asturiano de La Habana; una pérdida irreparable que aún se recuerda en la Perla del Caribe

Fuego en el alma asturiana de Cuba

El 24 de octubre de 1918 un voraz incendio originado en el archivo de los rollos de películas, en las dependencias del Centro Asturiano de La Habana, destruyó gran parte del edificio más emblemático de la capital caribeña ante el estupor y la frustración de centenares de asturianos que asistían impotentes al siniestro.

El edificio conocido como Casino Español, albergaba a la mayoría de las sociedades españolas, antes de que dispusieran de sus propias sedes. Allí estaban la sociedad de Naturales de Cataluña, creada en 1841; los Naturales de Galicia, de 1872M; la Sociedad Vasco Navarra y la Sociedad Asturiana de Beneficencia que se fundó en 1877.

El Casino, centro neurálgico de las celebraciones sociales de La Habana, era propiedad de la familia de los Marqueses de la Vega de Anzo, los hermanos Martín y Anselmo González del Valle. Se ubicaba en la zona más céntrica de la capital cubana, y se estructuraba en tres plantas en las que sobresalían sus lujosos salones, 22 billares, restaurante, biblioteca y todo tipo de instalaciones pensadas para el ocio.

Una serie continuada de malas cosechas en los inviernos de 1884 y 1885 en los municipios de Cangas de Tineo, Tineo, y Allande, habían agotado las reservas de maíz, trigo, forrajes y hierba. Ante ésta grave situación se solicitaron ayudas a varias entidades de Asturias, Madrid, México, Argentina y Cuba.

La denegación del auxilio por parte de la Sociedad Asturiana de Beneficencia en La Habana, orientada a estos fines, irritó a la colonia asturiana al considerar un agravio que meses antes, la citada Sociedad otorgase ayudas a damnificados en Andalucía por unas inundaciones.

El director del periódico asturiano "El Heraldo de Asturias", Lucio Suárez Solís, el día 21 de marzo de 1886 , arremetía en un duro editorial contra la Sociedad de Beneficencia, animando a los asturianos a crear su propio Centro. Este proyecto, de inmediato, contó con la adhesión de miles de asturianos y concluyó en una reunión fundacional celebrada el 2 de mayo del citado año.

En la primavera de 1887, los Marqueses de Vega de Anzo ofrecieron a Manuel Valle, a la sazón su apoderado en Cuba y recién elegido presidente del Centro Asturiano, la venta del Casino Español. La oferta sorprendió a Manuel Valle, inmerso en aquellos momentos en el proyecto de construir un edificio para la entidad y de inmediato pensó en lo ideal que sería para albergar la sede del Centro Asturiano. Se cruzaron varias ofertas y contraofertas entre La Habana y Oviedo y al final el precio quedó definitivamente estipulado en 85.000 pesos oro, que serían pagados en Oviedo, libres de gravámenes. La operación se había realizado con el mayor secretismo, pero al participar varios directivos del Centro en los contactos previos pronto se filtró la noticia a la Directiva del Casino Español y la reacción no se hizo esperar.

Llovieron las críticas a los propietarios y la directiva del Centro. Incluso hubo una amenaza de recurso judicial y un acuerdo con una contraoferta sensacional de 125.000 pesos.

Ante esta irrechazable propuesta la familia González del Valle se mantuvo firme con la palabra dada a Valle. Mientras tanto los regidores de la Sociedad del Casino movían todos los resortes posibles para abortar la compra del Centro, con la intervención de las autoridades más representativas de la isla: Obispo de la Diócesis, Capitán del Departamento marítimo de La Habana, y hasta el propio Capitán General de España en Cuba. Gestiones estériles que ya no alterarían la palabra de los Marqueses de la Vega de Anzo.

Si uno de los dos grandes orgullos de la numerosa colonia asturiana en Cuba era la maravillosa sede de su centro regional, el otro fue la Clínica Covadonga, en cuya construcción nuestros paisanos volcaron todos sus esfuerzos, en el edificio inaugurado el 20 de noviembre de 1927.

La emigración asturiana a Cuba ha estado marcada por el infortunio y la adversidad. En 1914 se incendió y destruyó el sanatorio de Tampa (Florida). En 1918 fue el incendio de su sede en La Habana. Entre 1936 y 1937, en plena Guerra Civil, fueron bombardeados los sanatorios del Naranco, en Oviedo.

Como remate, con la llegada al poder de Fidel Castro el uno de enero de 1959, se puso en marcha la incautación masiva de sedes de las sociedades asturianas en la isla y la confiscación de bienes, a la que siguió ruina de miles de asturianos, pero esa es otra historia.

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