El dicho de "por amor al arte" se hizo realidad ayer en Bueño. Alrededor de un centenar de artistas participaron en el XV Certamen de Pintura Rápida al Aire Libre de Bueño, en Ribera de Arriba. Lo cierto es que el día no estaba para plantar el caballete y ponerse a pintar en la calle mirando el paisaje, es decir, al natural, así que, como medida excepcional y debido a las inclemencias del tiempo, la organización permitió a los participantes pintar basándose en una fotografía.

Los artistas se resguardaron bajo los hórreos de Bueño, bajo entoldados y hasta en las marquesinas de autobús. Muchos de ellos con fotografías tomadas otros días por temor a la lluvia. Es el caso de Lola Encina, de Oviedo, que el pasado miércoles se acercó a Bueño para hacer una foto en la que se podían ver las chimeneas de la central térmica y los prados de la llanura de Bueño. Encina pintaba ayer fijándose en esa foto y lo hacía junto a sus dos hijos, Elsa y Marco Auviaño Encina y su sobrina Laura Suárez. Su marido, Eduardo Auviaño, se encargaba de la intendencia, y no era broma. La familia bajó a Bueño desde Oviedo el viernes por la noche, cenaron en un restaurante del pueblo y durmieron en su autocaravana junto al lavadero. "Sabíamos que iba a hacer malo, pero ni nos lo pensamos", explicaba la mujer. Pasaron la noche escuchando el sonido de la lluvia y, "al levantarnos por la mañana, estábamos en un charco enorme, así que decidí mover la autocaravana a un lugar un poco más seco", explicó el hombre. De todos modos la lluvia caía de tal manera durante el día de ayer que la pequeña Elsa reconocía que tenía bastante mojados los pies.

Pero no sólo era la lluvia. A la una de la tarde el termómetro marcaba en Bueño 6,5 grados centígrados. Fernando Sánchez Ceballos, de León, y José Ángel Rivas, de Gijón, eligieron la panera que el Ayuntamiento de Ribera de Arriba ha colocado en una finca anexa al Museo del Hórreo para pintar sus cuadros. Los dos habían estado ya en numerosas ocasiones en el concurso, pero nunca se habían encontrado con una jornada tan desapacible como la de ayer. "Hace un día de perros", resumía Rivas mientras se colocaba una chaqueta térmica. Los dos habían hecho fotos de los lugares que querían pintar y se afanaban con guantes y todo para que las obras quedaran lo mejor posible. "Llevo años viniendo y siempre ha hecho sol", apuntaba Sánchez Ceballos mientras pintaba muy abrigado bajo la panera.

A poca distancia de ellos, atechado en una marquesina de autobús, pintaba su obra otro de los artistas, Jesús Blanco, de La Felguera.

Un día de lluvia, de pintura al agua, en el que el arte estuvo una vez más por encima de todo en Bueño.