"Será difícil que la gente regrese a vivir a los pueblos, pero debemos luchar por mantener la actividad". La frase, pronunciada ayer por Ramón Artime, presidente de ASAJA, resume las peticiones de las organizaciones agrarias que participaron ayer en el mesa redonda organizada por el Club Prensa Asturiana para aportar soluciones al drama del despoblamiento rural en Asturias.

Tanto Artime como Nati Fernández Álvarez, miembro de la ejecutiva general de COAG, y José Ramón García Alba, secretario general de UCA-UPA, reclamaron políticas que fomenten las producciones y la rentabilidad de los cultivos y de la actividad ganadera. Nati Fernández, ganadera, de Quirós, rompió uno de los mitos que imperan en la actualidad: "Nos venden lo sencillo que es vivir en el medio rural, y no es así. No nos facilitan las cosas. Los animales salvajes invaden el terreno y nos acabarán echando, así es imposible que haya futuro", indicó.

José Ramón García Alba (Pachón), ganadero de Tineo, aseguró que la salvación del campo va inevitablemente ligada a la incorporación de jóvenes. "Por eso pedimos que haya subvenciones de 70.000 euros y una vinculación de diez años, para que no se den de baja a los cinco". Pachón también citó entre los grandes problemas del campo asturiano el matorral que asfixia día a día a los pueblos. "Me da igual que me pongan internet o que me pongan el HUCA a la puerta de casa. Lo primero es fijar población y hay empezar por las personas, no por los servicios".

El economista José Luis Marrón Jaquete, estudioso del mundo rural asturiano y moderador del acto, llamó la atención sobre las estadísticas que hablan de más de más de 3.000 núcleos de población casi desiertos, entre Asturias y Galicia. "Éste es un proceso que va a continuar. Las intensas migraciones han alterado la ruralidad tradicional; lo rural es hoy un mosaico muy diverso", indicó Marrón. Ramón Artime, ganadero de Verdicio (Gozón), abogó por fomentar la actividad, antes que la recolonización y explicó que el despoblamiento viene de muchos años atrás. A la vez, insistió en los graves daños que causa la fauna salvaje al trabajo de los ganaderos. "El jabalí es una plaga, el lobo estaba en peligro de extinción y ya hay más que vacas; dentro de unos años el oso será otro problema", indicó.