El funeral de cuerpo presente por José María Richard Grandío, impulsor y ex consejero delegado del Centro Médico de Asturias, congregó ayer por la tarde a numerosos familiares y amigos que arroparon a su hijo, el cardiólogo José María Richard Rodríguez, en la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Carmen de los Padres Carmelitas de Oviedo. El fallecido era viudo de María del Carmen Rodríguez Blanco.

"Nuestro hermano José María fue un buen hombre que, como Jesús, quiso pasar por la vida haciendo el bien, y lo hizo como buen cristiano que siempre fue", comenzó diciendo el párroco de los Carmelitas, Manuel Valenciano, a todos los presentes.

Entre los asistentes se encontraba el gerente del Instituto de Medicina Oncológica y Molecular de Asturias (IMOMA), Oliver Frey. Este instituto, vinculado al Centro Médico, está además ubicado en la calle a la que dio nombre el fallecido, que, tras el funeral, recibió cristiana sepultura en el cementerio de Latores.

Entre los asistentes al funeral había también muchos médicos; entre otros, el psiquiatra Ángel García Prieto y el cirujano Luis Riera Lavilla, ambos del Centro Médico, así como los radiólogos Juan Ramón Jiménez y José Guisasola.

Los periodistas Esteban Greciet y Juan de Lillo también acudieron a decir el último adiós a José María Richard, fallecido a la edad de 85 años tras una larga enfermedad, al que conocían y apreciaba. Todos coincidieron en destacar su especial bonhomía y también su espíritu emprendedor; era un trabajador incansable que no conocía la palabra desaliento, aunque le tocaron vivir momentos muy difíciles en el Centro Médico, como recordaba ayer a este periódico su hijo.

Richard Grandío fue un pionero de la medicina privada en Asturias junto con un grupo de médicos entusiastas con los que compartía tertulia todas las tardes en la cafetería Gala. En estas reuniones nació el proyecto del Centro Médico de Asturias.