San Miguel de Lillo está a punto de estrenar puerta. El montaje de la nueva entrada ya ha comenzado bajo la supervisión del restaurador y coautor del diseño, Jesús Puras, que estima que la instalación acabará al final de la semana que viene pese a que tiene "al mal tiempo en contra".

El restaurador había presentado varios diseños al Consejo de Patrimonio Histórico del Principado -entre los que estaba el actual- aunque siempre había defendido una opción en bronce, con armazón de acero inoxidable y que era más respetuosa con la estética del edificio por estar inspirada en modelos de la arquitectura tardorromana. El diseño en bronce no salió adelante, pero el Consejo de Patrimonio aceptó la segunda opción por parecerse más a las puertas que estaban puestas hasta la fecha, de estilo "neohistoricista".

La nueva puerta pesa unos 600 kilos (300 kilos cada batiente). Sus dimensiones son 3,40 metros de alto y 2,50 metros de ancho y, una vez instalada y abierta, dejará completamente despejada la visión del espacio interior gracias a que no tiene el tímpano fijo (el espacio delimitado entre el dintel y las molduras) pudiendo abrirse de arriba abajo. Además, tiene un anclaje en la pared y otro en el suelo para soportar todo el peso, de forma que los muros queden liberados de tensiones.

El precio de la puerta, de fabricación íntegramente asturiana, ronda los 10.000 euros y ha corrido a cargo de la parroquia. La empresa Metuval del Berrón hizo las piezas de anclaje y metalistería, y la compañía Spiga, de Nava, se encargó de la carpintería.

El montaje de la nueva puerta de San Miguel de Lillo se retomará en los próximos días, sin un día u horario fijo.