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Los Franco agradecen "la solidaridad de los Defensores" al ofrecer su panteón

El albacea de la familia descarta que los restos mortales del dictador puedan acabar en el Salvador o en el columbario de los Polo, en San Juan

Francisco Franco y Carmen Polo, el día de su boda en la iglesia de San Juan, el 22 de octubre de 1923.

"La familia está muy agradecida por la solidaridad de la Hermandad de los Defensores de Oviedo al ofrecerles su panteón para depositar el cuerpo de Franco, pero no se plantea llevarlo allí ni a la iglesia de San Juan". El albacea de los descendientes del dictador, Luis Felipe Utrera-Molina, habló ayer para LA NUEVA ESPAÑA en nombre de los Martínez-Bordiú Franco para zanjar las especulaciones surgidas esta semana sobre el posible traslado del caudillo al cementerio del Salvador o a la basílica del centro de la ciudad propiedad de la familia Polo, en concreto de los descendientes de Felipe Polo, hermano de la esposa de Franco.

Los herederos prefieren dejar en manos de su albacea y abogado las declaraciones a los medios de comunicación. Jaime Martínez-Bordiú, uno de los nietos del general y hermano de Carmen Martínez-Bordiú, se limitó ayer a señalar su hartazgo sobre el tratamiento informativo y gubernamental de la exhumación de los restos del Valle de los Caídos: "El descanso de mi abuelo se ha convertido en un circo mediático".

Las recientes declaraciones de Roberto Sánchez Ramos sobre el dictador, en las que proponía incinerar su cuerpo (que se mantiene embalsamado) y repartir las cenizas entre sus seguidores para demostrarle su amor han sido muy mal recibidas por los descendientes de Franco. Según su abogado -a su vez hijo de hijo del exministro franquista José Utrera-Molina- las palabras del concejal de Cultura son el reflejo de alguien que "busca un minuto de gloria" a costa de hacer "comentarios de muy mal gusto" sobre Franco. "Le deseo que nadie haga jamás declaraciones de esa índole acerca de un familiar suyo", zanjó el encargado de tutelar el reparto de la herencia de los Franco. Lo que Sánchez Ramos dijo exactamente el viernes fue: "Si tanto le quieren (a Franco), si tanto le adoran y si tanto lo echan de menos, que lo incineren, se repartan sus cenizas y las coloquen en los salones de sus casas. Eso sí que es una demostración de amor al general que asesinó a más de un millón de demócratas y provocó una de las mayores crisis históricas de este país". La Hermandad de Defensores de Oviedo ya había reprobado estas declaraciones calificándolas como "una salida de tono más" del edil.

Utrera-Molina asegura que el único objetivo de sus representados es que el cuerpo de Franco "se quede donde está". Es decir, en el Valle de los Caídos. Sin embargo, en caso de que se llevase a cabo la exhumación, la familia tomará la decisión de llevar los restos a la Catedral de la Almudena "porque allí es donde tiene la única sepultura en propiedad".

El Gobierno central se opone rotundamente a que eso suceda. La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, llegó a viajar al Vaticano en busca del respaldo de la Iglesia y ahora el Ejecutivo plantea vetar por ley el enterramiento de Franco en la Almudena al impedir su sepultura en lugares con acceso público para evitar la exaltación del franquismo. Segú n el abogado de los descendientes del dictador, la familia, "que está siendo castigada injustamente por la sociedad", luchará hasta el final.

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