Los vecinos de San Claudio lo tienen muy claro: los residentes del centro de acogida para Menores Extranjeros No Acompañados (MENA) de Loriana "están atemorizando al pueblo" y harán lo que sea para conseguir que la institución eche el cierre "antes de que ocurra una desgracia". El rechazo al centro se hizo patente ayer en la Plaza de San Roque, donde decenas de personas se dieron cita para arropar a la familia de la menor que ya ha denunciado hasta en tres ocasiones a varios jóvenes marroquís por perseguirla, atosigarla a través del teléfono y referirse a ella con expresiones del tipo "queremos tenerte y que te vengas con nosotros porque eres muy guapa". Los padres de la joven convocaron a los vecinos para agradecerles el apoyo en su campaña de recogida de firmas contra el centro, una iniciativa que suma más de seis mil apoyos.

"¡Estamos con vosotros!", "¡Que se lleven el centro de menores a la calle Uría!", "¡Vamos a ir a por todas!". Con mensajes como estos y aplausos, muchos aplausos, los asistentes a la concentración respaldaron a unos padres emocionados que aseguran estar sufriendo un auténtico infierno. "Hubo algunas personas de este pueblo que me llegaron a acusar de crear alarma social cuando salieron a la luz las primeras denuncias por mi hija, pero hoy me siento respaldada y me alegro de haber seguido adelante", aseguraba entre lágrimas la madre de la joven supuestamente acosada, Carmen Villaverde. "Hablé con la consejera -por la socialista Pilar Varela- y me dijo que en ningún momento iba a tener a estos chicos con un régimen cerrado. Si no los puede tener controlados lo que está provocando es que sean nuestros hijos y todos los vecinos los que tengan que estar encerrados", señala Villaverde.

La madre de la joven denunciante asegura además que ya intentó ponerse en contacto con el director del centro para exigirle explicaciones sobre los presuntos acosos que sufre su hija, pero hasta el momento no ha tenido respuesta. "Me dijo que no era la persona indicada para hablar conmigo y me colgó el teléfono. El problema es cada vez mayor. En el centro hay capacidad para treinta personas y nos han dicho que ahora hay setenta. Lo que queremos es que lo cierren de una vez", asegura la mujer. El padre de la menor, Alberto González, está en la misma línea. "Tengo que tener unos nervios de acero. Lo que no es normal es que mi hija tenga que estar vigilada las veinticuatro horas y esos jóvenes estén sueltos por ahí todo el día sin ningún control", dice. "Llevamos así más de año y medio. Hay que llevarla al colegio, ir a buscarla los fines de semana, no se puede montar en el autobús... Encima se han dado más casos, pero hay gente que no denuncia", añade.

El caso de la menor es la gota que colma el vaso de un pueblo que lleva tiempo denunciando la actitud de algunos de los jóvenes que residen en el centro de Loriana. Los vecinos dicen que la de ayer no fue "una manifestación racista" y que las protestas están más que justificadas. "Están todo el día causando problemas y un día puede haber un enfrentamiento. Que cierren el centro, que los metan en un avión y que los lleven a su país. Yo estuve en África trabajando y si no te adaptabas a sus normas te ibas a casa. Y ellos no lo hacen", dice José Ignacio González, uno de los que ayer estuvo en la concentración. "Nosotros vivimos al lado del centro y les tenemos un poco de miedo. No tienen control ninguno y hacen lo que quieren", explica Elena Fernández. "Algunos de ellos consumen drogas y se ponen agresivos con la gente. Esto no puede permitirse y tienen que cerrar el centro ya", solicita Rubén Maestro.

Yolanda Rodríguez es la conductora habitual del autobús urbano que llega a San Claudio y asegura haber visto cómo la menor denunciante sufría el acoso de alguno de estos jóvenes. "Cuando se monta tiene que venir a mi lado porque se meten con ella todo el rato. Tienen que venir a buscarla sus padres e incluso ya ha tenido que venir la Policía. Entran sin pagar en el autobús y siempre la están liando. Esto hay que solucionarlo pero ya", sostiene.