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Marina Herlop: un teclado, una voz y mucha paz

Marina Herlop ofició ayer el cierre de Oviclip con la intensidad requerida. Lo hizo en la sala La Salvaje y fue como acudir a misa de domingo. La catalana se ha inventado su propio idioma y, aun sin poder sacar ni un verso en claro, todo lo que dice tiene un sentido. Ella dice que elige las palabras por la sonoridad, que toma prestados términos de otros idiomas y si no le encajan se los inventa para lograr esa minuciosidad que la lleva a convertirse en una suerte de sacerdotisa musical. Un teclado, una voz y mucha paz, así se podría definir lo que hizo esta chica, que se define mucho más prosaica de lo que parece y que toca descalza para poder presionar los pedales del piano. Una sesión de intimismo para certificar que Oviedo puede hacer cosas bonitas los domingos por la mañana.

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