El derribo integral de los barrios humildes para levantar nuevos equipamientos y bloques de viviendas puede tener impactos muy negativos para una ciudad. Esa es una de las conclusiones extraídas de la conferencia impartida ayer por el urbanista madrileño Álvaro Ardura en el Calatrava para inaugurar las IV Jornadas de Patrimonio Cultural de Oviedo. El arquitecto alertó de que "los centros urbanos están perdiendo sus comercios y, por tanto, su carácter" e instó a la administración a poner freno a estas situaciones.

El experto puso varios ejemplos nacionales e internacionales de barrios convertidos en marginales para lograr el desplazamiento de sus clases humildes para posteriormente desarrollar proyectos exclusivos para clases más altas. A juicio de Ardura, en ocasiones se piensa que este proceso urbanismo conocido como gentrificación es positivo, pero en general suele tener consecuencias negativas. "Con el abandono y la estigmatización de un barrio se desplaza su población a la periferia de la ciudad y eso implica la pérdida de comercio", señaló.

Ardura insta a la administración a tomar cartas en el asunto para evitar la desaparición de "redes informales" que llenan de vida los cascos urbanos. "Hace falta una política intervencionista dirigida a la creación de vivienda pública y una apuesta clara por el comercio de cercanía", sugiere el urbanista, convencido de que esas medidas resultan mucho más positivas para la sociedad.

La conferencia sirvió de punto de partida para seis jornadas consistentes en visitas guiadas a la fábrica de armas de La Vega y conferencias y mesas redondas de debate en el Calatrava. El organizador Toño Huerta destacó ayer que en sólo dos días se cubrieron las 200 plazas para las visitas a La Vega y animó a asistir a la conferencia del historiador Juan Carlos Aparicio, prevista para hoy a las 18.00 horas.