María José Martínez de la Hoz se pone los ropajes de Ajo para disparar su micropoesía cargada de presente. Una mujer que ha desentrañado el gran dilema de la evolución, "empezamos siendo esclavos para luego ganar un poquito siendo súbditos y más tarde convertimos en ciudadanos y después en clientes, usuarios nos llaman ahora", detalló sobre las tablas del teatro dentro del programa "Escena moza". Los poemas de Ajo, que vende libros por decenas de millar, son tan certeros como sencillos. Es poesía que levanta los aplausos de un teatro casi lleno cuando dice que "no hay peligro suficiente para tanto miedo como tenemos. El miedo es el enemigo de la libertad pero nos regalan miedo para vendernos seguridad", y ahí aplauso unánime.

Ajo llegó a Oviedo con su espectáculo "Soy mujer que tú", en el que sus disparos poéticos están acompañados de las ráfagas musicales de Judit Farrés, que igual tira de iMac que de clarinete. Una actuación completamente improvisada que se vio más que enriquecida por Loreto y Ángeles, las dos intérpretes de lengua de signos que además de traducir interpretaban todo lo que pasaba en escena.

Ajo confesó cómo escribe: "Retuerzo algunas palabras hasta que significan lo que yo quiero", y así plantea cosas como "¿y si corazón no fuese más que el aumentativo de la palabra coraza?" o "busco problemas que estén a la altura de mis soluciones, tengo unas soluciones maravillosas para unos problemas de mierda".

Ajo, todo un referente en la escena underground española, sigue hoy en Oviedo, y a las 19.00 horas impartirá en el hotel de asociaciones de Santullano el taller "Vengo a hablar de lo mío". Antes de la madrileña, la encargada de defender la escena asturiana fue Alba. G, que abrió reconociendo que "a veces siento que no tengo nada que escribir", pero que definió claramente su apuesta literaria: "No quiero el respeto de gente poco respetable, me vais a temer o me vais a odiar". Una apuesta que con versos y canciones fue la antesala del espectáculo de Ajo y Judit Farrés, pura vanguardia al servicio de la micropoesía, un arma cargada de presente.