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MARÍA FERNANDA FERNÁNDEZ GUTIÉRREZ | Historiadora del arte, gestora cultural y consultora, especialista en patrimonio industrial

"A los 9 años dije en el colegio que estudiaría Historia y así fue"

"Sufrí mucho con lo que pasó con el cierre de la fábrica de loza de San Claudio; ahora no paso por allí por salud, no puedo ver su estado"

María Fernanda Fernández Gutiérrez (Oviedo, 1973) nació en el Hospital de la Cruz Roja, frente a la Fábrica de La Vega, el lugar al que ha dedicado muchas horas de trabajo y estudio. Se licenció en Historia del Arte y pronto tuvo claro que quería dedicarse a conservar y difundir el patrimonio industrial y cultural de Asturias. Es guía turística profesional del Principado, especializada en patrimonio cultural, y con su marido, Roberto Álvarez Espinedo, fundó la empresa Pozu Espinos. Es responsable de las visitas guiadas al patrimonio industrial del concejo de Mieres dentro de los equipamientos turísticos municipales, y estos días dirige las visitas que se llevan a cabo a la antigua Fábrica de Armas de La Vega.

La etapa escolar en la Gesta y en el Aramo . "Desde los 3 años fui al colegio la Gesta, el primero de Oviedo que acogió a alumnos de Preescolar. Mi madre era maestra y viví en las Casas de los Maestros, frente al colegio, hasta los 10 años, cuando nos fuimos a Muñoz Degraín. Siempre estuve rodeada de docentes, que predominan en mi familia. Recuerdo con mucho cariño a maestras como la señorita Berta. Luego estudié en el Instituto Aramo, donde también tuve magníficos profesores. Mi padre era periodista, trabajó en Hunosa y también en LA NUEVA ESPAÑA. Me matriculé en Historia y cumplí lo que dije que haría cuando tenía 9 años. Más tarde me di cuenta de que lo que me interesaba era el mundo contemporáneo y el arte. Estrené el campus del Milán. El ambiente era fantástico, diferente al actual. Di clases en la Universidad y luego hice la tesis. En el Milán convivíamos tres áreas afines: Historia, Filosofía y Filología. Ese ambiente fue propicio para que la Universidad fuese un momento de cambio para muchos de nosotros. Acabé la carrera en junio de 1996".

De la fábrica de loza de San Claudio al valle de Turón. "Una de las cosas que más me angustian en el ámbito del patrimonio industrial asturiano es el estado de la fábrica de loza de San Claudio. Fue uno de los trabajos más duros que hicimos. Yo estaba embarazada. Ahora no paso por allí por salud. Sufrí mucho con todo lo que pasó con el cierre, y me queda esa sensación amarga de que por muchos argumentos que dimos no se pudo salvar".

Una guía de turismo industrial. "Hicimos la primera guía de turismo industrial de Asturias e incluimos espacios como la ensenada de Llumeres, donde estuvo la mina de hierro más longeva de Asturias, en Bañugues (Gozón). Convivimos a diario con lugares y vestigios que no siempre conocemos".

Una madre preocupada por el futuro de la educación. "Tengo un niño 12 años y otro que acaba de cumplir 10. Estoy muy preocupada por lo que está pasando con la educación. En la Facultad, sin ir más lejos, era otro sistema de estudios y se respiraba un excelente ambiente que propiciaba impulsar muchas actividades e implicarte en un sinfín de cosas interesantes. La Universidad no es sólo adquirir unos conocimientos. No tengo claro que este nuevo sistema logre ese propósito".

El flechazo con Mieres. "Me quedé en la Facultad e hice el doctorado. Quería dedicarme al patrimonio industrial y quería estudiarlo en Mieres. La 'mili' en Historia del Arte la hice colaborando en catalogar bienes muebles de la Iglesia, a través de un convenio entre la Consejería de Cultura y el Arzobispado. Uno de mis referentes fue la profesora Covadonga Álvarez Quintana, pionera en este camino, que me dirigió la tesis que nunca leí. Pude irme a Francia a estudiar y en Bretaña tuve otro director de tesis, Jean Ives Andrieux, que me abrió mucho los ojos. Cuando uno conoce mucho una cosa tiene todo el derecho del mundo a hablar de ella con pasión. Cuando vino aquí constaté que teníamos un tesoro. Recorrimos el valle de Turón y descubrí mi pasión. Tengo por siempre una deuda con Francia".

El encanto de los espacios contemporáneos. "En general, me interesa el patrimonio cultural contemporáneo. Dentro de él he estudiado de forma especial las salas de cine y las escuelas. De hecho, dediqué la tesina, que hice con el profesor Vidal de la Madrid, a las salas de cine, desde el convencimiento de que era algo que iba a desaparecer. Es esa arquitectura con la que hemos convivido. Con cualquier persona mayor con la que hables siempre sale el cine a relucir. Hemos asistido a su desaparición sin inmutarnos. Pudimos proteger salones de cine y escuelas de Asturias que merecían ser conservados".

Una empresa pionera. "Llevamos trabajando más de 15 años. Llamamos a nuestra empresa Pozo Espinos en honor a una explotación minera que me impresionó muchísimo. Cuando lo conocí estaba totalmente abandonado y por allí pastaban los caballos. También llevamos el Centro de Interpretación del Hórreo de Bueño. Creo que a la gente de fuera le resulta mucho más fácil valorar nuestro patrimonio que a los asturianos. Nuestra personalidad es compleja".

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