Varios enormes mantos negros y ruidosos rompieron ayer la calma del cielo ovetense. Los primeros estorninos del año llegaron a la ciudad un otoño más ofreciendo sus bailes a última hora de la tarde, justo antes de que comenzase a anochecer. Las aves comenzaron a dejarse ver en la zona de Llamaquique. Llegaron por grupos y se fueron posando sobre la antena de la central de Telefónica, luego empezaron a salir también en pequeñas bandadas, una a una, hacia los árboles del parque situado junto a la estación de Renfe.

La presencia de numerosos grupos de este tipo de aves es ya un clásico del otoño ovetense. Su presencia es tal que en años anteriores el Ayuntamiento de la ciudad tuvo que recurrir a diferentes técnicas para tratar de espantarlos. Las oleadas de estorninos fueron tales en los últimos otoños que fueron muchos los vecinos molestos con el ruido y los abundantes excrementos generados depositados en sus propiedades. Para ahuyentarlos se recurrió a altavoces y aves rapaces.

Los operarios municipales controlarán la presencias de estas aves para evitar los inconvenientes de ruido y de suciedad que suelen crear.