Francisco Fernández, conocido como Paco entre sus amigos, nunca olvidará el día de ayer. Durante más de 20 años compartió con Ovidio Sánchez su pasión por las motos "y todo lo que llevara motor". La noticia del fallecimiento de su amigo en un accidente con su flamante Ducati 990 le dejó trastocado. "Deja un vacío inmenso", señalaba a este diario, al que atendió pese al dolor con la intención de honrar la figura de "un hombre que era todo bondad".

Paco Fernández (el conductor fallecido en un accidente de tráfico registrado ayer en la capital) era habitual de las salidas en moto con Ovidio y sus amigos. "Solíamos ir grupos de seis u ocho personas a hacer rutas por Trubia, Piedramuelle o donde cuadrase", relata el compañero, incondicional de batallas del fallecido. "Lo considero un grande en todas las facetas, pero sobre todo fue el mejor amigo que podías tener", cuenta emocionado.

Sobre las explicaciones al siniestro después de tantos años de experiencia tampoco buscan demasiadas explicaciones. "Nunca había tenido un percance así, pero son las cosas que tiene el destino", se consuela el amigo que ayer trató sin éxito de distraerse de lo ocurrido viendo al derbi asturiano. "Hoy no estoy para nada", confesó desolado.

La muerte de Sánchez supone un duro golpe para su familia. Sus padres, vecinos de Ciudad Naranco, no daban ayer crédito a lo sucedido, al igual que su mujer, natural de la localidad cabraliega de Sotres, con la que contrajo matrimonio en noviembre e 2017, y su hermano.

La muerte en accidente de Ovidio Sánchez no hace más que agrandar la leyenda negra de la carretera nacional 634 a su paso por Santa Marina Piedramuelle. En febrero de 2017, perdieron la vida en la misma zona, en un tramo de cincuenta metros y seis días de diferencia, A. M. M, de 50 años, y el joven Jhonny Geovanny Álvarez, de tan sólo 25 años. Unos sucesos dramáticos a los que hay que sumar numerosos percances como el atropello que dejó herido grave a un hombre de 68 años el 21 de octubre.

La vida de Sánchez, que justo dentro de una semana cumplía su primer año de casado, se truncó en torno a la una y media de la tarde. El ovetense había aprovechado el día de sol para hacer unos kilómetros por una de sus carreteras favoritas. Todo discurría sin contratiempos hasta que llegó a la altura del desvío de San Claudio. Iba hacia Trubia cuando, de repente, se encontró con una furgoneta que circulaba en sentido opuesto, pero que en ese momento se disponía a girar a la izquierda para dirigirse a San Claudio