"Aproximadamente un 40 por ciento de todos los cánceres se podrían prevenir, ya que están asociados a factores de riesgo modificables". Así lo dijo ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA Carolina Espina, investigadora de la "International Agency of Research of Cancer", en Lyon (Francia), que habló de poner la ciencia al servicio de la sociedad para evitar la aparición de casi la mitad del cáncer que se diagnostica en el mundo.

Espina aludió a una serie de factores de riesgo principales, entre los que destacó el consumo de tabaco y de alcohol; sobrepeso y obesidad; un bajo consumo de frutas y verduras, y la falta de actividad física. "Si eliminásemos el tabaco de la faz de la tierra desaparecería el 90 por ciento del cáncer de pulmón", señaló la científica ovetense, licenciada en Farmacia por la Universidad de Navarra. El acto, presentado por Ángel Jiménez Lacave, oncólogo, presidente de la Fundación para el Desarrollo de la Oncología (Fundeso), y Adonina Tardón, catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Oviedo, giró en torno a la posibilidad de reducir las tasas de cáncer, la segunda causa de muerte en todo el mundo, responsable de más de 9 millones de fallecimientos en 2018.

Aproximadamente, una de cada seis muertes se debe al cáncer. Además, los pronósticos para el año 2040 muestran un aumento en la incidencia y la mortalidad del cáncer de entre un 60% y un 80%, sólo teniendo en cuenta cambios demográficos debidos al crecimiento y al envejecimiento de la población. "Estas tasas serán aún más altas si se añaden los cambios que provocarán las crecientes exposiciones a factores de riesgo relacionados con estilos de vida no saludables, exposiciones ambientales y laborales", indicó la investigadora.