La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El oviedismo, eufórico tras el derbi, clama por mejoras en el Carlos Tartiere

Los aficionados reclaman al Ayuntamiento que agilice los accesos, pinte los asientos, adecente los baños y acabe con las goteras

La afición, el sábado. MIKI LÓPEZ

El derbi brillantemente ganado por el Real Oviedo ante el Sporting de Gijón el pasado sábado, con más de 23.000 personas en las gradas del Carlos Tartiere, ha vuelto a poner de manifiesto las graves carencias de mantenimiento y de accesos al estadio municipal de la Ería, responsabilidad del Ayuntamiento. Los problemas no son nuevos, ya que muchos de ellos se derivan de la más que discutible ubicación del recinto deportivo y de los muchos años de abandono en los que estuvo sumido tras el traumático descenso de los azules a las catacumbas del fútbol patrio. Sin embargo, se hacen más llamativos en acontecimientos tan multitudinarios como el de este fin de semana ante el eterno rival.

Los "tapones" en el insufrible tramo de escaleras que conecta los aledaños de la tribuna Lángara con la avenida Alejandro Casona, la suciedad de numerosos asientos, varios baños en mal estado, las goteras en algunas viseras o las empinadas escaleras interiores convertidas en peligrosas pistas de patinaje a causa de la humedad, son algunas de las carencias que apuntan los aficionados azules consultados por este diario, a quienes, pese a los inconvenientes que sufren en su estadio cada quince días, aún no se les ha caído la sonrisa de la boca por la reciente victoria del sábado. A juicio de los seguidores del Real Oviedo, las dificultades de acceso, tanto a pie como en coche, son una de las causas principales de que la afluencia habitual de público al Carlos Tartiere esté por debajo de lo que cabría esperar, algo en lo que, según apunta, también pesa que en los bajos del estadio no haya ni una sola oferta de ocio o de restauración, contra lo que sucede, sin ir más lejos, en El Molinón de Gijón.

Javier Pérez, presidente de la Asociación de Peñas Azules del Real Oviedo (APARO), señala que los problemas del Carlos Tartiere nacen "por el lugar donde lo construyeron" y que ya se dejaron notar desde su inauguración hace 18 años en un partido contra Las Palmas. "Lo que ocurre es que en días como el del derbi todo se nota bastante más", apunta Pérez, convencido de que, "pese a que no resulta sencillo", lo más urgente sería acabar con la gran escalera, "por la que no pueden subir las personas de cierta edad o con algún tipo de problema físico", y que haya más facilidades para que la gente que viene de fuera pueda dejar el coche cerca del campo", señala el presidente de la asociación de peñas.

A Manrique Villa lo que más le molesta es que su localidad de la tribuna Ería, por la que abona 350 euros por campaña, sufra los efectos de las goteras en la visera. "Nos llueve encima a poco que orbaye", lamenta el presidente de la Peña Azul Naveta, que también reclama la mejora de los accesos al campo, algo que ya se ha convertido en un clamor entre los habituales del Tartiere. La construcción de una pasarela desde la parte alta del talud de la Ería hasta la zona del parking, obra presupuestada en medio millón de euros, formó parte de los proyectos que se sometieron a votación popular en la campaña de los presupuestos participativos, quedando finalmente excluida por unos pocos votos. Sin embargo, el tripartito local ha anunciado su intención de ejecutar la actuación con cargo al medio millón de euros que todos los años destina a mejoras en el Tartiere.

El veterano Álvaro Fernández, presidente de la Peña Albeniz, también es de los que cree que la ubicación del Nuevo Tartiere es un hándicap difícil de superar, aunque recomienda algunas mejoras que se pueden acometer aunque solo sea por motivos de seguridad. Y que, según indica, en las escaleras que dan a la avenida de Alejandro Casona "puede haber una desgracia en caso de que haya una avalancha en un partido con tanta gente como el del Sporting".

Jaime Campillo tampoco se muestra demasiado optimista sobre la posibilidad de arreglar un campo que, según indica, "está mal hecho" y "pasó muchos años abandonado". Además de compartir el diagnóstico del resto de oviedistas, el vicepresidente de la APARO aboga por tomar medidas que adecenten el aspecto general del estadio. "Habría que pintar todos los asientos de azul, cerrar el campo bien y cambiar la cubierta", apunta.

Compartir el artículo

stats