Viven a cinco minutos escasos en coche de la estación de autobuses, pagan sus impuestos "religiosamente" como cualquier ovetense, pero hay días en los que no tienen ni agua para ducharse. Los vecinos que residen en las localidades de Constante y Casares -situadas en la zona del Naranco, a unos 350 metros de altitud- siempre han tenido problemas derivados de la escasa presión con la que el suministro llega a sus viviendas, pero en los últimos años la situación se ha vuelto insostenible. "Normalmente abrimos el grifo y sólo sale un hilillo de agua, pero es que en ocasiones ni eso. También tenemos que soportar cortes que son habituales y nadie nos da ninguna solución", explica Carlos Castro Balo, que lleva toda su vida residiendo en Constante.

El problema del agua en este punto del Naranco es aún mayor desde que se construyeron algunas casas nuevas en la zona. "En los últimos años se han levantado o reformado unas quince viviendas. Antes ya teníamos muy poca presión, pero ahora somos más y cada vez hay menos. Además, también se ha construido bastante por la zona de Fitoria, que tiene la misma red de suministro que nosotros, por lo que el problema es aún mayor", señala Carlos Castro Vázquez, el hijo del propietario de la casa.

Ambos aseguran que el día a día con escasez de agua trae consigo otras consecuencias. "Los electrodomésticos se nos estropean e incluso, si no somos previsores, tenemos problemas hasta para hacer la comida", afirma Castro Balo. "Nosotros tenemos un depósito que tuvimos que comprar para cuando hay falta de suministro, pero hay tan poca presión que le cuesta llenarse. Los problemas son menores por las noches, pero por las mañanas y a las horas a las que la gente que vive más abajo utiliza el agua las cosas se complican muchísimo", añade su hijo.

Carlos Castro Balo afirma que una de las cosas que peor lleva es "la impotencia" de no recibir ayuda municipal. "Hay días que llamo cuatro o cinco veces a Aqualia -la concesionaria del suministro en Oviedo- y siempre me dan largas. Me he puesto en contacto con el arquitecto municipal, pero lo único que me ha dicho es que hay dos posibilidades: que exista una fuga muy grande o que alguien esté robando agua por el camino. Pero deberían de ser ellos los que estudien lo que pasa para solucionarlo, algo que aún no han hecho", señala el afectado. Según sostiene, Ana Rivas, la concejal socialista de Infraestructuras, "no quiere" recibirle.

José Manuel Orrego tiene una casa de fin de semana en la zona y también tiene los mismos problemas. "Si se ponen a regar en las fincas de la parte de Constante nos quedamos sin agua. Eso sí, cuando llega la hora de pagar el recibo nos cobran exactamente igual que a una persona que vive en la calle Uría", señala. "A algunos vecinos les han dicho que compren una motobomba para mejorar los problemas de presión, pero no estamos dispuestos a pagar de nuestros bolsillos para hacer algo que debería de hacer el Ayuntamiento o Aqualia", dice.