Enrique Dans es uno de los principales líderes de opinión respecto a asuntos relacionados con internet y nuevas tecnologías en España. Es profesor de sistemas de información en la IE Business School desde 1990, doctor en gestión de procesos de negocio y licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Santiago de Compostela. Mañana impartirá una conferencia titulada "Los retos de la transformación digital" en el Foro Incyde School de emprendimiento digital que se celebra a partir de las de las 9.30 horas del hotel Ayre del Calatrava.
- ¿Cuáles son los retos de la transformación digital?
-El problema no es la tecnología, sino el liderazgo. Un directivo que no se ha transformado en lo personal es imposible que lidere una transformación digital. No se puede hacer una tortilla sin tener huevos. Los clientes están empezando a demandar otras formas de relación. La empresa tiene que adaptarse a esos canales y generar interacciones.
- ¿Frena la eficiencia la demora en la adaptación a las nuevas tecnologías?
-La eficiencia no es un baremo universal. Es un factor, pero hay muchos más. La cuestión es que el hombre lleva miles de años adaptándose a su entorno. Avances tecnológicos como el descubrimiento del fuego o la piedra han dado nombres a épocas históricas. Ahora hay que seguir moldeándose a nuestro entorno y éste está marcado por la tecnología. Llama la atención que llamemos nuevas tecnologías a unas que llevan años utilizándose.
- ¿Cómo podemos transformar nuestro modo de trabajar?
-Lo primero es adaptarse al entorno. Luego hay que adaptar los flujos internos y ello implica varias cuestiones, hay que eliminar la información en papel porque está fosilizada, acabar con la obligación de transcribir y escanear porque es un coñazo. Es un proceso que hay que tomárselo en serio. No hace falta hacer cursillos, sino fijarse en como tu hijo maneja el móvil. El aprendizaje ha cambiado. Ahora te descargas una aplicación y la usas.
- ¿Hay miedo a los cambios?
-Hay puestos de trabajo que se eliminan con los avances tecnológicos, pero también se generan otros. La gente debe estar preparada para lo que venga. Si yo me hubiese quedado en la tecnología de mi primer trabajo estaría muy obsoleto. Está claro que el miedo a perder puestos de trabajo existe. Algunos avances permitirán acabar con trabajos monótonos y aburridos como el de camionero o el de cajero de supermercado, pero es delicado porque son trabajos remunerados.
- ¿Generará paro la automatización de la producción?
-Las máquinas no son inteligentes y por tanto no son comparables a los humanos. Se crearán empleos más cualificados y hay que mirar otros aspectos más positivos como que medioambientalmente se generarán menos residuos. La cuestión es a qué llamamos trabajo. Hay cosas a las que nos costaría llamarles trabajo. Si le explicase a mi abuelo que estoy trabajando en pijama sentado delante de mi ordenador me miraría raro. Hay que pensar en definir muchos puestos de trabajo. Costará aceptarlo, pero habrá gente que vivirá de hacer tareas en un entorno virtual.
- ¿Funcionará el mundo a base de robots?
-Existen muchos trabajos imposibles de automatizar. Por ejemplo, el trabajo de un arqueólogo no se puede robotizar y otros asuntos como la recogida de basura será muy difícil de automatizar también.
- ¿Qué tienen que hacer las empresas?
-Tratar de eliminar el miedo a la tecnología. Llevo haciéndolo toda mi carrera profesional. Intentar explicar qué hay de bueno en los avances tecnológicos y que hay que trabajar para adaptarse a ese entorno que generan.
- ¿Está España muy retrasada en esa materia?
-No es tanto un proceso de comparación. En Estados Unidos o China ves que la gente no llevada más que su móvil encima para todo lo cotidiano. De todos modos, se debe a muchos factores. Por ejemplo, la población china está forjada de otra manera basado en que la gente casi pertenece al gobierno. Los americanos tuvieron un despliegue anterior y ya han sustituido los interruptores de la luz y el play del equipo de música por la voz. Están más acostumbrados a las máquinas que nosotros. De todos modos, no creo que la brecha se tan amplia como en otras épocas anteriores como cuando íbamos a Londres y veníamos cargados de vinilos porque aquí no había.
