"Esas caricias que me clava como espadas, y esas miradas que me arañan hasta el alma. Cuando el silencio se apodera de esta casa cada pisada me golpea en la garganta". Esta es la primera estrofa de "Títere o esclava", la primera canción escrita por Marisa Valle Roso, y también una de los más especiales de su repertorio por el tema que trata: es una desgarradora denuncia de la violencia machista, que toma la forma del grito desesperado de una mujer que pide que la crean. Un tema que la cantante presentará mañana, a las 12.00 horas, cuando la interprete desde el balcón del Ayuntamiento de Oviedo.

"Me invitaron a participar en los actos del 25 de noviembre y que saliera al balcón del Ayuntamiento a interpretar un par de canciones. Pero al ser para un día tan señalado, me apetecía hacer algo más. Busqué temas de otros artistas, pero al final me decidí a escribir algo. Había compuesto melodías, pero no había escrito canciones, y quería hacer una que reflejara la problemática real que hay con el hecho de que el porcentaje de mujeres que denuncian es muy pequeño en relación a las que sufren maltrato", explica. Así, verso a verso, Valle Roso fue trenzando "Títere o esclava", una canción "muy dura", como reconoce la cantante, pero también necesaria. "A veces, estas mujeres sienten que no se les da credibilidad, y yo quería que la letra se enfocase en eso, en dar voz a estas mujeres. Es un reclamo para creerlas, un llamamiento a ponerse en su lugar", sostiene.

Ante esta reflexión, es difícil no pensar en el caso de "la Manada", la violación en grupo a una joven en los Sanfermines de 2016 y la posterior indignación ante una condena que no calificaba el caso como una violación. "Creo que esas cosas terribles que suceden, como fue el caso de 'la Manada', ayudan a que la gente piense un poco y quiera cambiar las cosas. Porque lo que no puede ser es que se ponga en duda lo que ella está contando, y que no haya una justicia justa. No puede ser que vivamos en un país en el que aquellos que están haciendo cosas terribles no sean castigados como se merecen", afirma la cantante.

"Yo sabía quererme, yo quería entenderle. Créeme, ponte en mi lugar", clama la artista en su canción. Un mensaje muy claro, pero también opuesto al que transmiten otros temas de música urbana que, de algún modo, parecen querer justificar los malos tratos. "Ese es un problema muy serio, el que los niños y las niñas estén cantando canciones que hablan de abusos, como está pasando con el reguetón", reflexiona la cantante. "A veces, cuando doy clase", continúa, "llegan niños que me cantan 'lo que se escucha ahora', como ellos dicen, y yo alucino. Por eso es necesario que haya canciones que reivindiquen todo lo contrario". Porque si algo tiene claro Marisa Valle Roso es que la música puede ser un arma importante en la lucha contra la violencia machista:_"A veces, con una canción se consigue llegar mucho más allá que con un discurso. Porque la música es emoción, y eso une a la gente".