La tarde de ayer en la Tenderina fue de ovetenses y oviedistas. Nostalgia y sentimiento azul a partes iguales en la parroquia de San Francisco Javier para dar paso a las fiestas del barrio durante el fin semana. Al pregonero, el estudioso de la historia local Carlos Fernández Llaneza, le arroparon dos futbolistas del Oviedo. Lesionados, ni Joselu ni Carlos Hernández pueden viajar a Las Palmas para el partido de mañana. Pero sí hicieron felices a numerosos seguidores del equipo, que se llevaron fotos con ellos, autógrafos y sonrisas. Los acompañó el presidente del club, Jorge Menéndez Vallina.

En su pregón, Fernández Llaneza, colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, dio un repaso a la historia del barrio de la Tenderina. Cargado de nostalgia, explicó durante su intervención cómo era el barrio cuando él era niño, durante la década de los setenta, un barrio que conoció por sus frecuentes visitas al haberse instalado en él una de sus hermanas.

El templo estaba lleno de parroquianos que quisieron arropar al pregonero, que destacó, parafraseando al poeta checo Rainer Maria Rilke, que "la verdadera patria del hombre es la infancia".

Por eso dijo sentirse tan vinculado con la Tenderina. "Ciertamente ni el Vallobín (de donde es originario Llaneza) ni la Tenderina de los setenta que yo conocí se parecen mucho a los actuales barrios. Hoy son realidades sociales y urbanas diferentes. Indudablemente mejor en muchos aspectos, pero temo que se hayan dejado parte de su esencia en el camino", explicó Llaneza.

"Sentíos orgullosos de vuestro barrio. Continuad, pese a las dificultades, organizando fiestas para disfrute de todos los vecinos. Seguid sin desmayo reivindicando todo aquello que redunde en mejoras para el barrio. Proseguid con vuestro empeño por dotar al barrio de unos locales parroquiales más dignos y cómodos porque serán para vosotros", instó a los asistentes, para cerrar un acto muy de oviedo y de oviedistas. Uno de ellos estaba especialmente feliz, el párroco Alberto Reigada.