Los nuevos gestores del centro comercial Modoo, dentro del edificio de Calatrava en Buenavista, puede que tengan planes para reformar el espacio y convertirlo en un lugar destinado al ocio, pero de su proyecto nadie tiene constancia en el Ayuntamiento. A pesar de que un equipo de inversores representado por Estabona Management se hizo con la propiedad el 31 de diciembre del año pasado, paseó desde entonces en algunos entornos empresariales un proyecto de reforma y planea para abril el inicio de las obras, en Urbanismo no hay constancia de ningún proyecto.

Si la idea de los nuevos propietarios es empezar a hacer obras dentro de cuatro meses y que estas incluyan una alteración sustancial del espacio para adaptarlo en altura, por ejemplo, a las necesidades de la exhibición cinematográfica, como parece que es el caso, fuentes municipales consideran lógico que ya se hubieran establecido contactos. En un proyecto de estas características y tan vinculado con la actividad municipal, ya que el Ayuntamiento es el propietario del Palacio de Congresos en el mismo edificio, lo normal hubieran sido contactos iniciales y la existencia de un proyecto o anteproyecto. Sin embargo, nadie en el Ayuntamiento ha visto a Dilip Khullar, el hombre al frente de Estabona que ha encabezado reuniones en Asturias sobre el futuro del Calatrava. En Urbanismo no lo conocen, tampoco en Alcaldía y la sociedad no ha registrado, de momento, ningún proyecto.

La posible reforma del Calatrava no parece fácil. Además de la complejidad de la obra o de los tiempos necesarios para conseguir los permisos, está también la posible exigencia de un visto bueno por parte del arquitecto valenciano para permitir una alteración de su obra. Un espacio como Modoo, que no fue pensado inicialmente como un centro comercial, no se monta y se desmonta tan fácilmente como los edificios pensados desde el principio para este tipo de usos. Una obra de reforma sustancial sin el permiso del estudio de arquitectura de Santiago Calatrava podría correr la misma suerte que el puente de Bilbao Zubizuri, cuya alteración, sin la luz verde del arquitecto, le costó al Ayuntamiento de Bilbao una demanda por tres millones de euros y una condena a pagar 30.000 euros que Calatrava donó, finalmente, a una sociedad benéfica.

Mejor cerrado

A lo largo de este año, una serie de negocios han ido dejando libres sus huecos en el centro comercial. Sobre el papel, es el escenario que buscan los propietarios, que sólo podrían empezar las obras con plantas totalmente vacías. De lo contrario, y si hay contratos en vigor, se enfrentarían a posibles demandas y pago de indemnizaciones. El caso más significativo ha sido el de El Corte Inglés, que gestionaba una cuarta parte de la actividad comercial y que, además, todavía es dueño de una parte significativa de la propiedad. A su salida en verano se ha sumado ahora el anuncio de la retirada de la multinacional de ropa y complementos "low cost" Primark para el 31 de marzo. Este era uno de los pocos negocios que tiraba de la ya muy mermada actividad en el centro comercial. Aunque otros locales de ropa no han confirmado aún su salida, todo hace pensar que tras la marcha de Primark, el Calatrava, antes o después, acabe quedando completamente vacío. En ese caso, y si no se ha presentado el ambicioso plan de reforma anunciado, quedaría la duda de si los nuevos dueños buscan precisamente eso, reducir los costes y mantener el centro cerrado a la espera de encontrar otros inversores. En todo caso, fuentes cercanas a Modoo indican que, aun con el centro cerrado, la propiedad del parking, una sociedad todavía vinculada a las familias empresariales que pusieron en marcha el proyecto de Calatrava, obliga a abonar anualmente, esté o no activo, un canon de unos 700.000 euros. Los antiguos dueños llegaron a debatir en los tribunales esta cuota pero no lograron elminarla de los contratos.