El alcalde de Oviedo apunta directamente a la patronal. Wenceslao López (PSOE) exigió ayer a la dirección de TUA, la firma que gestiona el transporte urbano de la ciudad, que se reúna con los representantes de los trabajadores para "negociar" un acuerdo que ponga fin a los paros laborales que dieron comienzo el martes y que, si no hay un acuerdo previo, se repetirán los días 13,18 y 27 de este mes, y del 2 al 4 de enero. "No cabe que la empresa se niegue a sentarse. Eso no procede", advirtió a los rectores de TUA el regidor, para quien el Consistorio, dada la "responsabilidad" que tiene para que los autobuses urbanos "presten un servicio de calidad", también dispone de la "fuerza moral y política suficiente para exigir que se abra el diálogo a la búsqueda de puntos de encuentro".

Horas después de este emplazamiento del Alcalde, fuentes de TUA afirmaron a LA NUEVA ESPAÑA que la empresa "está dispuesta a negociar, como siempre", y que se encuentra "a la espera de recibir la llamada" del Servicio Asturiano de Solución Extrajudicial de Conflictos (Sasec) para tratar de alcanzar un acuerdo que ponga punto y final al desencuentro en la compañía.

Durante una comparecencia ante los medios tras colocar la primera de las placas de las calles del barrio de Olivares, Wenceslao López se puso de lado de los empleados de TUA al asegurar que, tal y como defiende la plantilla, el sistema de control de alcoholemia para los conductores ("alcolock") que pretende implantar la compañía "no se puede instalar porque sí". A su juicio, en consonancia con la opinión de los trabajadores, para colocar los dispositivos se requiere una normativa que regule su funcionamiento, para "garantizar los derechos de los trabajadores y la seguridad en el trabajo", indicó el Alcalde.

"Falta ese protocolo y eso es lo que piden los empleados, que no se oponen a los alcoholímetros", subrayó López, para quien el asunto de los controles no es la causa fundamental del conflicto laboral en la empresa de autobuses. "Los problemas son de más calado y, sobre todo, de descansos, que es lo que realmente vienen demandando los trabajadores a la empresa, aunque coincida ahora en el tiempo con lo de los alcoholímetros", indicó el regidor ovetense.

Pese al escaso interés que aprecia hasta ahora en la empresa para buscar una solución al conflicto, el Alcalde confía en que las partes negocien y se pongan de acuerdo, con el objetivo de que el paro del martes sea el primero y el último. Ese día se saldó sin mayores incidencias, aunque la aplicación de servicios mínimos conllevó importantes de moras, dándose el caso de que algunos ciudadanos tuvieran que esperar más de una hora para tomar el autobús.

Los únicos momentos de cierta tensión se vivieron a primera hora de la mañana, cuando varios piquetes informativos se concentraron ante las cocheras que la empresa de autobuses tiene en el polígono del Espíritu Santo, lo que obligó a personarse a los antidisturbios de la Policía Nacional para asegurarse de que saliesen a la calle los vehículos adscritos a los servicios mínimos. Al final, por Oviedo circularon 20 autobuses, cuando lo normal es que lo hagan 59. Los de las líneas A y G tuvieron una frecuencia de dos horas; los de las líneas B, F y L, de una hora y 30 minutos; los de C y J pasaron cada 40 minutos; los autobuses de la línea E pasaron cada hora, y los de la línea H mantuvieron una frecuencia de 30 minutos. En caso de que no se llegue a un acuerdo que permita suspender la huelga, los servicios mínimos serán muy similares en las nuevas jornadas de paro que están convocadas tanto para este mes como para el que viene.

Los trabajadores han denunciado la "nula voluntad de la compañía en solucionar el conflicto". La empresa y el comité ya mantuvieron varias reuniones en el Sasec, la última de ellas de cinco horas de duración, sin que se llegase ni a un principio de acuerdo que permitiera la desconvocatoria de unos paros que ya afectaron el pasado martes a miles de ciudadanos.