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CARLOS DEL CANO | Empresario, escritor y editor

"La ciudad sigue siendo una capital comercial, lo que varía es la forma"

"Oviedo es uno de los mejores sitios para vivir de España; a pesar del fiasco de la operación, 'Villa Magdalena' y su entorno son una maravilla"

Carlos del Cano. FERNANDO RODRÍGUEZ

Carlos del Cano (Oviedo, 1961) es el sexto hijo del empresario del sector de la moda Nilo del Cano, de origen leonés y afincado en Oviedo, fallecido en 2015 a los 97 años. Carlos del Cano nació un 21 de diciembre. Vino al mundo en el Sanatorio Blanco y siempre ha vivido ligado a calles de Oviedo como Marqués de Pidal, Fray Ceferino y Hermanos Pidal, además de una etapa en La Fresneda.

Del Cano tiene tres hijos con Beatriz Ferrer, su novia de la adolescencia. La mayor le acaba de hacer abuelo.

El periplo escolar que comenzó en la Milagrosa. "Empecé al colegio en la Milagrosa, donde Sor Julia me traía al hilo, y de ahí a La Gesta, cuando niños y niñas aún estaban separados. Allí me influyeron profesores como don Julio, que me daba Lengua y fue el culpable de que me gustase tanto leer. Siempre he sido un lector compulsivo. Fui uno de esos niños que se metían en la cama con la linterna. Luego fui al Instituto Alfonso II y de allí al Meres donde acabé la etapa escolar. Empecé Económicas y en cuarto me incorporé a la empresa familiar y me dediqué a prepararme para la informática. Entonces la actividad era tan absorbente que no me daba tiempo a seguir en la Universidad. Informatizamos farmacias y comercios. Eran los inicios y había que ir a ver las instalaciones y formar al personal. Ahora el trabajo es más de proveedor".

El encuentro con Beatriz Ferrer. "Me casé con Beatriz Ferrer y tuvimos tres hijos. Empezamos a salir cuando ella tenia quince años y yo diecisiete. Nos conocimos porque yo tenía el encargo de comprar el pan. En una casa con ocho hermanos todo estaba muy bien organizado. Beatriz se vino a vivir cerca de mi en Marqués de Pidal y a la hora a la que yo salía a la panadería ella se marchaba a las Ursulinas con su uniforme. Yo miraba hacia atrás de reojo a ver si ella hacía lo mismo y a veces coincidíamos. Luego ya nos vimos por ahí y llevamos casi cuarenta años. Nos casamos en Madrid, porque su familia es de allí. Tenemos tres hijos. La mayor, que vive en La Fresneda, en nuestra anterior casa, acaba de hacernos abuelos de un niño llamado Marco que nos tiene locos. El mediano está en Irlanda trabajando y el pequeño aún estudia la carrera de Magisterio".

Una nueva experiencia como editor. "Recientemente me he embarcado en una aventura editorial en la que he puesto mucha ilusión. Empecé a escribir libros y me gustó tanto que quise seguir profundizando. Dedico mucho tiempo a las redes sociales en las que me muevo como pez en el agua. Ahora, llevo una página sobre negocios carbayones de otros tiempos. Todo eso a la hora de escribir mis libros es una fuente de información supervaliosa".

La nueva etapa del comercio carbayón. "Soy positivo respecto a la evolución del comercio en Oviedo. La ciudad ha ido adaptándose a los tiempos. Oviedo sigue siendo una capital comercial, lo que varía es la forma del comercio. Ahora nos desbordan las franquicias. Cuando empezó mi padre su planteamiento también mató en cierto modo a la estructura anterior de las tiendas con mostrador. Almacenes Fruela abrió en los años 50 con la mentalidad de antes pero pensando en el futuro. Se hablaba mucho de que ese tipo de comercio con escaparates y la mercancía expuesta al público acabaría con las tiendas y no fue así. Yo vería un problema gordo si Oviedo dejara de tener comercio. Pienso que vamos a un cambio de tendencia. En Irlanda ya están impulsando el comercio propio con estructura de franquicia, muy cuidado. Se acabará por buscar una fórmula intermedia para evitar que todos los centros de las ciudades sean iguales. El comercio ovetense ha pasado crisis muy graves y siempre salió airoso".

La ciudad repleta de encanto, ideal para vivir. "A Oviedo la veo preciosa. Siempre me ha encantado mi ciudad y no puedo dejar de verla bien. Para mi sigue siendo uno de los mejores sitios para vivir en España. 'Villa Magdalena', con todo el fiasco que fue la operación, ha sido una mejora muy grande para la ciudad. Antes teníamos una muralla y ahora disponemos de un espacio público magnífico. Yo bajo todos los días a pasear al perro y me encanta pasear por aquí. También me fascina la historia de Victoriano González Campomanes, el primer propietario que la vendió cuando murió su mujer, Julia Letona. Su suegro, Melquíades Letona, fue el padrino de Melquíades Álvarez".

Revivir los lugares de la infancia. "Oviedo tiene cosas malas como toda ciudad pequeña, pero a mi siempre me importó muy poco el qué dirán. Ahora disfruto mucho paseando por La Gesta y por los sitios donde me hice como persona. Uno de los lugares que más me gustaba era la pasarela de Viaducto Marquina y toda la zona de Llamaquique, geológicas y los juzgados, donde íbamos a jugar al fútbol de pequeños".

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