La llama de Leonard Cohen sigue viva en Oviedo. El legado del fallecido cantautor canadiense, cuya férrea conexión con la ciudad se remonta a la concesión del premio "Príncipe de Asturias" de las Letras en 2011, volvió a refulgir ayer en la ciudad con una terna de actividades en torno a la obra de Cohen: la cesión a la Universidad de Oviedo y a la Cátedra "Leonard Cohen" de la Medalla de Hijo Adoptivo que otorgó al canadiense la Diputación de Granada, a título póstumo, el año pasado; la presentación de los libros "The flame (La llama)", con varios poemas inéditos del cantante, y "Leonard Cohen y el zen"; y un recital que se desarrolló en la Sala La Salvaje.

La entrega de los atributos de la distinción como Hijo Adoptivo de Granada se escenificó al mediodía en el edificio histórico de la Universidad. El vicerrector de Extensión Universitaria y Proyección Universitaria, Francisco Borge; la directora del área de Extensión Universitaria, María Álvarez; y la directora de la Cátedra "Leonard Cohen", Miriam Perandones, representaron a la institución académica en el acto, en el que Alberto Manzano, biógrafo y amigo del cantante, realizó la entrega de la medalla, la escultura y el diploma expedidos por la Diputación de Granada.

Este gesto puede ser muy fructífera cara al futuro. "La cesión de esta medalla ha abierto una línea de colaboración con las personas que gestionan el archivo Cohen, que esperamos fructifique pronto en colaboraciones entre la Universidad de Oviedo y el país de origen del poeta", avanzó ayer Borge.

La conexión de Cohen y la ciudad andaluza se vehicula a través de la admiración que el canadiense sentía por Federico García Lorca. El cantautor dejó constancia de esta admiración en el emotivo discurso que leyó al recibir el premio "Príncipe de Asturias": "Cuando era joven y adolescente y buscaba una voz en mí, estudiaba a los poetas ingleses y conocía bien su obra, y copiaba sus estilos, pero no encontraba su voz: solamente cuando por fin leí, aunque era una traducción, las obras de Federico García Lorca fue entonces cuando comprendí que había una voz".

La poesía y la canción, en la obra de Cohen, siempre estuvieron engarzadas. Así queda fijado en el libro póstumo "The flame (La llama)", que ha traducido Alberto Manzano. "Cohen es un hombre de letras, de palabra, que no diferenció nunca entre canciones y poemas", explicó el biógrafo del cantautor.

El libro, como también el volumen "Leonard Cohen y el zen", escrito por el propio Manzano, se presentaron anoche en la Sala La Salvaje, en un acto que culminó con un recital de varios de los poemas de Leonard Cohen. Manzano, Fernando Menéndez y Chus Fernández fueron los encargados de leer los poemas, entre los que se intercaló la interpretación de canciones relevantes del canadiense, a cargo de Pablo Moro. Así, sonaron en La Salvaje "Hallelujah", "Going Home", "Who By Fire" y "So Long, Marianne", hitos inexcusables de un legado que nunca se extinguirá.