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JUAN DE LILLO | Periodista y escritor, presenta el libro "Gente de mi tiempo" hoy, a las 20.00 horas en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA

"España es un país muy olvidadizo y por eso tropieza tantas veces en las mismas piedras"

"Había gente que veía pasar a Santiago Carrillo y se santiguaba y yo lo entrevisté desayunando chocolate con churros en un chalé del Naranco"

El periodista y escritor Juan de Lillo ojea un ejemplar de "Gente de mi tiempo", ayer, en su estudio. IRMA COLLÍN

De tantas como han sido, a Juan de Lillo le resulta difícil calcular, así de pronto, a cuántas personas ha entrevistado a lo largo de su carrera de periodista. Dice que nunca se le escapó nadie y que al elegir a los personajes atendía a su criterio personal y al interés de los lectores. En LA NUEVA ESPAÑA tuvo un cómplice insuperable, el fotógrafo José Vélez, con el que recorrió Asturias y el mundo en busca de reportajes y entrevistas. Ahora, de la mano del editor Carlos del Cano, Juan de Lillo recupera la memoria de una pequeña parte de todo aquel ingente trabajo periodístico y reflexiona sobre la actualidad a partir de él. "Gente de mi tiempo", el libro que dedica a 34 de sus entrevistados, se presentará hoy, a las 20.00 horas en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA.

- ¿Cuál es el arranque de "Gente de mi tiempo"?

-Empieza al inicio de la Transción, con gente que después de cuarenta años de dictadura coincidió en que había que buscar un camino para que en España convivieran todos.

- Entonces, ¿"Gente de mi tiempo" es un elogio del espíritu de la Transición, que ahora muchos cuestionan?

-Sí. Es como si este país se cansara de sus decisiones de tiempo en tiempo y cada siglo tuviera que irse a las manos en dos o tres ocasiones. En los tiempos que corren, con el nivel cultural y económicó que tenemos debemos aspirar a discrepar ideológicamente, no a poner bombas. Hay que reformar la Constitución en beneficio de la comunidad no de unos pocos, que es lo que pasó en la República. La mayor parte de los españoles está convencida de que el futuro es la concordia. ¡Si en estos momentos el mayor enemigo de la humanidad no son las guerras ni las pestes sino el cambio climático!

- ¿La Constitución necesita ser revisada?

-España es un país muy olvidadizo y por eso tropieza tantas veces en las mismas piedras. La gente que redactó la Constitución tuvo buen juicio y buen sentido. Y nos dio los cuarenta años más estables de la historia de España. Me parece un error poner ahora en cuestión la Constitución, habrá cosas que reformar pero tiene que ser por consenso.

- ¿Y ve a los políticos preparados para ello?

-España, salvo honrosas excepciones, tiene el nivel de políticos más mediocre en mucho tiempo, pero no solo España, ocurre en Europa también.

- ¿Cómo seleccionó a entrevistas para el libro?

-Elegí esas 34 con harto dolor de mi corazón, porque dejé muchas otras interesantes fuera, pero no podía hacer un libro de mil páginas. Me parecieron personajes fundamentales, como el último presidente de la República en el exilio José Maldonado, que cedió los trastos en beneficio del conjunto, o Santiago Carrillo lo mismo, Tuñón de Lara, Suárez...

- Alguno de los que aparece en el libro tuvo un desenlace sorprendente, como Fernández Villa.

-Concedía muy pocas entrevistas y en el 83 conseguí hacerle una. Si se compara el hombre que empezaba a manejar todos los hilos de Asturias y el Villa de hoy se descubre un personaje de cartón piedra, de mentira, pero al que estuvo sometida media Asturias, unos por miedo y otros por ver qué les caía. Ya actuaba cínicamente entonces.

- ¿Alguna entrevista le descubrió una personalidad que no esperaba?

-Había gente que se santiguaba cuando veía pasar a Santiago Carrillo y yo lo entrevisté una mañana mientras desayunaba churros y chocolate, en casa de Juan Ania, que luego fue concejal de IU en el Ayuntamiento, en el chalé que tenía en el Naranco. Era sorprendente tener enfrente a aquel paisano, que para muchos era el diablo, desayunando y negando cosas que son innegables.

- ¿Se ha tropezado con muchos cínicos?

-A porrillo, y mucha gente sincera, honesta y honrada que hizo mucho por Asturias y España, sin esperar recompensa.

- Entrevistó a Felipe de Borbón. ¿Vio en él el Rey en el que se ha convertido?

-Lo entrevisté cuando juró la Constitución. Llamé a Sabino Fernández Campo y me lo facilitó. Tiene una gran formación, es menos Borbón y más centroeuropeo, y con una extraordinaria buena intención hacia España.

- En "Gente de mi tiempo aparecen deportistas: Fangio, Herrera...

-A Fangio le dije: "Cuando alguien corre mucho, en España aún le preguntamos que si piensa que es Fangio. Mientras estamos hablando su mito nos sobrevuela". Era encantador. Le pregunté cómo sobrevivió, y me contestó que había dedicado un capítulo de sus memorias a la suerte, porque había tenido mucha.

- ¿Y Herrerita?

-Es un mito local, el gran mago del fútbol asturiano. Y era muy muy difícil de entrevistar porque era muy huraño. Soltaba frases sueltas, cosas como "Estos no juegan un bombón".

- También aparece Juan Pablo II, que se queda descolgado entre tantos personajes de la Transición.

-Pero si haces una entrevista a un Papa no puedes dejarla fuera. ¿Cuándo a un señor de Moreda que trabaja en un periódico de Oviedo lo recibe el Papa en audiencia privada?

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