La Fiscalía ha asegurado que el ADN ha sido clave para imputar a cuatro acusados de pertenecer a una banda itinerante que, en 2017, presuntamente cometió 38 robos en pisos de Oviedo por los que afrontan penas de hasta 10 años de prisión en el juicio que hoy ha quedado visto para sentencia.

La acusación pública, que atribuía inicialmente a los acusados 46 robos, ha retirado los cargos por ocho asaltos al considerar que no ha quedado acreditado su autoría y ha incidido en que la actuación de la banda llegó a causar "psicosis" en Oviedo.

La Fiscalía ha sostenido que las declaraciones de los testigos sitúa a los acusados en el lugar de los robos y ha aportado, entre otras pruebas, el alquiler de la habitación donde se alojaron entre el 11 de julio y el 25 de agosto, cuando se perpetraron los asaltos.

No obstante, la fiscal ha resaltado como una prueba "clave" para la identificación de los acusados el ADN que quedó impreso en los marcadores que aparecieron en las viviendas asaltadas.

Los acusados, naturales de Georgia, aseguraron en la primera sesión del juicio, iniciado en la Audiencia el pasado mes de noviembre, que el dinero intervenido era para la adquisición de un vehículo y justificaron las joyas que les incautaron en su adquisición a un matrimonio que pasaba por apuros económicos.

Los cuatro acusados señalaron que no accedieron a las viviendas ni forzaron las cerraduras, ni sustrajeron joyas y dinero.

La Fiscalía sostiene que los cuatro acusados, y una quinta persona que no pudo ser identificada, asaltaban viviendas, desplazándose por toda España, aprovechando que sus titulares estaban de vacaciones por el método del "bumping".

Esta técnica consiste en el uso de una llave virgen, sin codificado, a la que liman los bordes y, una vez que la llave está dentro de la cerradura, giran un cuarto de vuelta y golpean sucesivamente con martillo o similar.

Previamente dejan unas diminutas cuñas de plástico transparentes que colocan en los laterales o en la zona inferior de las puertas y que usan a modo de marcadores para detectar la presencia de personas en las viviendas.

Aunque su ADN apareció en los marcadores de algunos de los pisos asaltados, han insistido en que nadie les comunicó ni les notificó esta circunstancia y que ignoran la razón que motiva el error, por lo que han pedido que les aporten "las pruebas".

También han negado que estuvieran en Oviedo entre el 11 de julio y el 25 de agosto de 2017, fecha en que se produjeron los 46 robos, tres de ellos frustrados, y han dicho que "no entienden" cómo la casera que les alquiló el piso puede haber dicho que permanecieron un mes cuando "sólo estuvieron tres días".

Sólo uno de los acusados ha admitido que tenía en su poder marcadores preparados para utilizar para el robo en pisos, pero ha afirmado que no los llegó a utilizar porque finalmente "se arrepintió".

Los abogados defensores José García-Ovies y Luis Sánchez del Rosal han pedido su libre absolución tras considerar que no ha quedado acreditada su participación en los asaltos y negar que pertenezcan a una organización criminal.