El belenismo ovetense tiene este año una importante novedad. Las monjas del cenobio benedictino de San Pelayo, que están en la ciudad desde hace más de mil años, enseñan por primera vez su nacimiento, hasta ahora sólo reservado a la comunidad religiosa en una zona de clausura.
¿Por qué ahora lo abren a la ciudad? Lo explica sor María Teresa, que es la artífice de este nacimiento sencillo pero cargado de una gran simbología. "Pensamos que debíamos abrirlo a nuestras familias y a todos los ovetenses, y es también una forma de compartir algo que es nuestro al tiempo que abrimos el monasterio a la sociedad de la que formamos parte y con la queremos compartir nuestra vida espiritual". Se puede visitar hasta el día 6 de enero desde las 12.00 a las 14.00 horas, y desde las 16.30 a las 18.30 horas.
Ayer, mientras sor María Teresa, en compañía de sor María del Rosario, explicaba a los visitantes la importancia que tiene el nacimiento como escenografía religiosa y espiritual, otras hermanas se afanaban en el obrador del convento para elaborar los "periquitos", sus dulces tradicionales de las fiestas navideñas, un alternativa a sus ya famosas pastas que venden a lo largo de todo el año.
"A la izquierda está situado el portal, al que llegaban personas de países lejanos, como ocurre ahora y a los que nosotros damos acogida como les dieron entonces. A la derecha está lo cotidiano, que es el trabajo, como siempre hubo en nuestros pueblos asturianos y que también nos acerca a Jesús", explicaba la benedictina.
"Y al fondo están los más humildes, los pastores, que en aquella época eran despreciados, pero que a ellos fue a quienes un ángel les anunció que había nacido un salvador anunciando la Gloria", continuó explicando sor María Teresa. "No es un nacimiento espectacular, pero tiene el simbolismo de descubrir lo que significa cada escenario", concluyó.
