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San Juan pone en movimiento la Navidad

La parroquia ovetense estrena un gran belén mecanizado, que cobra vida durante media hora un par de días a la semana

Luis Botella coloca una figura en el belén de San Juan el Real. Irma Collín

Desde hace unos años, la Navidad entra en la basílica de San Juan El Real, en Oviedo, de la mano de Luis Botella. Él es quien se encarga de montar el belén, repleto de personajes y escenas bíblicas que este año por primera vez cobran vida. Botella lo ha conseguido instalando un sistema eléctrico que hace que la Virgen y San José caminen, que descienda la estrella polar, que el Espíritu Santo descienda en forma de paloma o que el Niño Jesús cargue madera para el taller de su padre adoptivo. Un par de veces a la semana, los martes y los jueves, el mecanismo se pone en marcha y se acompaña por una voz grabada que va describiendo los acontecimientos más celebrados de la Navidad.

En el montaje del belén de San Juan también han colaborado Alfonso Ordóñez y Luis Natal. El párroco, Javier Suárez, elogia su el cuidado y la minuciosidad que han puesto en él y anima a la gente a disfrutar de un espectáculo que "es digno de ver".

Luis Botella ya se encargaba del belén en la iglesia del Cristo de las Cadenas y siguió a Javier Suárez hasta San Juan cuando fue trasladado a esa parroquia. Sus belenes han ido ganando en complejidad, hasta llegar al de este año, en el que se ha mecanizado. A su montaje le ha dedicado casi mes y medio de trabajo.

El nacimiento navideño de San Juan tiene una finalidad didáctica. Esta formado por 140 figuras artesanales y una gran parte de ellas son móviles. Hay animación y sonido, y efectos de luz. Algunas escenas se ajustan fielmente al relato bíblico y otras son producto de la tradición y la imaginación.

Durante estas próximas semanas, el belén se pondrá en marcha los martes y os jueves, siempre a las seis y media de la tarde. La narración dura media hora, suficiente para llegar desde la Anunciación a María hasta el bautismo en el Jordán. La gente puede acceder libremente al interior de la iglesia y dejarse llevar por la ilusión de la Navidad.

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