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El guardián de las tarjetas de Navidad

El peluquero Ramiro Fernández gasta más de mil euros en 1.279 postales para los Reyes, Trump, el Papa Francisco y sus vecinos

Felicitaciones para el Papa Francisco y el presidente Trump, escritas ayer por la tarde. FERNANDO RODRIGUEZ

Ramiro Fernández se afanaba ayer por la tarde en el despacho de su peluquería. Escribía y firmaba una felicitación navideña para el Rey Felipe VI. Antes había hecho lo mismo con la Reina Letizia, subrayándole su vinculación con Asturias. Las del Papa Francisco y Donald Trump ya estaban listas para salir hacia el Vaticano y la Casa Blanca. Son sólo cuatro de las 1.279 postales navideñas que el peluquero lleva preparando desde hace más de un mes.

En estos tiempos en los que las felicitaciones navideñas viajan por email, todavía quedan personas que no renuncian a la tradicional felicitación manuscrita en la postal de toda la vida. El incansable psicoesteta Ramiro Fernández va camino de entrar en el "Libro Guinness de los Récords" con sus 1.279 felicitaciones.

Muchas tienen como destinatarios a las personas más influyentes del planeta. Antes las envía a clientes, amigos y vecinos. A mediados de noviembre empieza a escribirlas y lo hace por grupos: personas de la política, del arte, del deporte...

La tarea también tiene un coste económico, más de mil euros, dinero que Ramiro da por bien empleado si las felicitaciones llegan a destino y más aún si son contestadas. El expresidente de Estados Unidos Ronald Reagan fue en su momento uno de los que más se esmeraron en responder, con una larga misiva. El también expresidente norteamericano George Bush (padre), el sudafricano Nelson Mandela, el político estadounidense Henry Kissinger, el ruso Gorbachov o el presidente de la banca vaticana Santos Abril también supieron agradecer la inesperada felicitación navideña llegada desde Oviedo.

"Me gusta personalizar las felicitaciones, aunque estemos en la era de la informática, y lo seguiré haciendo mientras siga con ilusión y con ganas. Es como debe hacerse para no caer en lo impersonal, y también una forma de transmitir afecto a las personas que las reciben. Acabo de recibir una del empresario Emilio Serrano, también escrita a mano. Se lo agradezco de corazón".

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