La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

En Oviedo, el belén es capital

La ciudad dedica esta noche a una tradición navideña que está en alza, con villancicos y talleres en Trascorrales para aprender a montar y dar un toque personal al nacimiento

Un detalle del nacimiento de las Pelayas.

Eulalia Nacimiento sostiene que el belén navideño está abierto a todos, sean cristianos o no, porque, al fin y al cabo, no es más que una invitación a ser humanitarios y ayudar a quien lo necesita. Es de ahí de donde parte una tradición, que por lo que cuenta la presidenta de la Asociación Belenista de Oviedo no decae. Cualquiera puede hacerse con un gran belén, dicen en la asociación. Para hoy ha organizado una noche belenista en Trascorrales, con villancicos y talleres abiertos a todo el público, en los que enseñarán cómo hacerlo.

En el municipio es posible encontrar este año belenes costumbristas, como el que la propia asociación ha montado en la plaza de Trascorrales; hay también misterios clásicos, de estilo barroco, como el que la Catedral ha puesto por primera vez este año a sus puertas; napolitanos y construidos a lo largo de los años, como el de Alejandro Sánchez; sencillo y rescatados después de años por los vecinos, como el de la parroquia de Olloniego; e incluso mecánicos, como el de la basílica de San Juan El Real, que todos los martes y los jueves hace un pase para el público.

Al concurso de la Asociación Belenista ya se han presentado 27 candidaturas y las hay de colegios (7), parroquias (7), comercios (3), instituciones públicas (5) y familiares en domicilios particulares ((5).

Es mucha la gente la que disfruta los belenes. A principios de esta semana ya habían pasado por la plaza de Trascorrales, donde se exhiben los tres nacimientos navideños que los belenistas ofrecen este año a la ciudad, cerca de 35.000 personas. En los cuatro días del puente de diciembre la visitaron casi 20.000.

Ana Mendoza y Natalia Menéndez, de Infiesto, procuran acercarse todos los años a contemplar el belén de Oviedo. "Siempre me ha gustado mucho", reconoce la primera, que se ha resignado a no ponerlo en casa desde que tiene gato, por temor a que acabe jugando con las figuras y los adornos.

Alejandro Sánchez no tiene ese problema. Lleva mucho tiempo coleccionando piezas hechas en Nápoles para su nacimiento, que no para de crecer año a año y por el que ya trasiegan 190 personajes. Para ellos ha dispuesto escenarios locales, como la plaza de la Catedral, las casas de Trascorrales o el convento de Santa Clara. El año pasado lo cedió a la Asociación Belenista y se convirtió en el nacimiento emblemático de la ciudad. Éste lo expone en su propio negocio, un concesionario de automóviles de Cerdeño.

Este año las pelayas han abierto las puertas de su monasterio para dejar salir la Navidad que viven en su interior y mostrar su nacimiento particular. Hay belenes notables en el Centro Cívico, en la Delegación de Hacienda, en el Centro Asturiano, en centros comerciales y en innumerables colegios y parroquias. En la de Olloniego, un grupo de amas de casa han restaurado las piezas que permanecían guardadas y olvidadas desde hace tres años. Aseguran, riendo, que no han causado ningún destrozo. Nada parecido a los "ecce homos" que han hecho estragos en el arte religioso.

La Asociación Belenista de Oviedo está orgullosa de su belén costumbrista, la novedad de este año en Trascorrales. En él han reproducido un pueblecito asturiano con su lagar, una fragua, la vara de hierba o una capilla rural que cobija en su interior la imagen de la Santina. "Es nuestro guiño al aniversario de Covadonga", comentan los miembros de la agrupación, que comienza a trabajar en los belenes que ahora se muestran en la antigua plaza del pescado en el mes de enero y que, a pesar de tanta antelación, no consiguen evitar los nervios del último día por su afán por que todo quede perfecto.

Además de los tres grandes belenes de Trascorrales, en la sala municipal se exhibe un pequeño misterio, con San José y la Virgen vestidos de asturianos en medio de un recinto repleto de antiguos útiles domésticos y de labranza. También hay un sencillo nacimiento, montado sobre una mesa, con el que quieren evocar las cocinas de los años 50.

Compartir el artículo

stats