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Carretera fantasma en día de huelga

El 14 de diciembre de 1988 España se paralizó y ni siquiera los vehículos circulaban por la autopista

Autopista del Huerna.

Cuántas cosas han sucedido hace cuarenta años. Yo aún estaba viviendo en Oviedo y surgió un curso, no recuerdo de qué, en El Escorial, me quedaría en un hotel, cerca del Monasterio, al lado de un garaje, donde dejé aparcado el coche los días que duró el curso.

Había llevado el coche por facilidad tanto de ir como de regresar. Y como las cosas las pintan calvas a veces, coincidió que el curso acababa, precisamente, el día 14 de diciembre de 1988, Huelga General en España.

Precisamente por ser Huelga General, en el hotel nos permitían estar hasta el día siguiente, ante el temor de que estuviese para ligarlo todo y nos fuese imposible regresar a nuestras casas. Sin embargo, yo tan optimista, el día anterior arranqué el coche y me acerqué a una gasolinera para cargar el depósito de combustible. Yo entonces tenía un Citroën. Así que el día catorce de marras, a las siete de la tarde, ya de noche cerrada, después de llamar por teléfono a mi casa para decirles que salía para Oviedo, recomendándome: "ten cuidado y ven despacio", salí de El Escorial.

La noche, como dije, era cerrada, no había luna ni estrellas que iluminasen un poco la carretera. Pero lo peor no era eso, porque lo que no había era un triste vehículo, ni coche ni camión. Llegó un momento, con tanta soledad, que incluso pasé algo de miedo.

Muchas veces pensé en aquel trayecto tan lúgubre, porque años después circulé muchas veces por allí y siempre acompañado por vehículos que transitaban en la misma dirección y en la contraria.

Cuando llegué a la autopista del Huerna y ya llevaba rodando unos quince kilómetros, vi luz en la gasolinera de Río Seco de Tapia, cosa que me alegró.

Así que entré en ella y paré al lado de un puesto de gasolina. De la caseta salió un Guardia Civil que me preguntó qué deseaba. Le respondí que "cargar gasolina". Se metió para dentro y entonces salió un empleado de la gasolinera para atenderme. Mientras tanto, en la puerta, otro Guardia Civil miraba atento la operación. Entré para pagar, dije "buenas noches" y me fui.

Así continué mi viaje hasta Oviedo y bajando el Huerna adelanté a dos camiones que iban pegados uno con el otro. Los dos únicos vehículos que observé en todo aquel trayecto desde El Escorial.

Sin duda, aquel 14 de diciembre había fue un día de Huelga General inolvidable para mi, a la par que lleno de miedo.

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