Cierra el Dólar. El histórico café ovetense del número 2 de la plaza Porlier bajará la persiana el próximo sábado, día 29, y pondrá fin a una historia que comenzó en 1895, cuando Marcelino Suárez abrió el local a lo que quedaba del castillo de una de las entradas al Oviedo medieval, lo que hoy es el edificio de Telefónica.

Alfonso Rodríguez, actual propietario, lleva trabajando allí desde los 16 años, y cumplidos los 65 decidió que ha llegado el momento de jubilarse, el de "vivir, hacer deporte e ir a los bares al otro lado de la barra". "Me jubilo y no me da ninguna pena cerrar el Dólar", dice, y mantiene que quiere disfrutar de su jubilación y olvidarse de un trabajo tan duro como la hostelería.

Ayer, domingo, a la hora del vermú el Dólar estaba cerrado, como todos los domingos, pero permanecía abierto el Dolarín, el local de al lado, que antes era un reservado del café principal y en el que se celebraban tertulias y se hacían proyecciones.

El Dólar no se llamó así hasta mediados del siglo XX. El anterior nombre era Casa de Marica Uría, cuando lo regentaba Fernando Ron, un chacinero que tenía una salchichería en la calle Uría. Eso fue hasta 1934, cuando se hizo cargo del local un vecino de Infiesto que lo tuvo que cerrar dos años después debido a los destrozos que sufrió el café durante el asedio a Oviedo al inicio de la Guerra Civil. El local estuvo cerrado hasta 1943, cuando lo reconstruye y explota Radegundo Ramírez, más conocido por "Rade", que luego sería el dueño de la famosa sala de fiestas Mónaco. Fue Rade quien puso a toda máquina el local. El siguiente propietario llegó en 1962. Era Manuel Rodríguez, padre del actual propietario. El Dólar, que ya se llamaba así desde los años 40, se convirtió en un restaurante que servía a la carta, y así permaneció hasta 1971, cuando pasó a ser un café. Con los años fue perdiendo un poco de identidad y se convirtió en local ecléctico hasta que Alfredo Rodríguez acometió una reforma a principios de los años 90 que le devolvió el aspecto de cafetón clásico actual. El Dólar ha sido siempre lugar de tertulias y reuniones. "Por aquí ha pasado todo el mundo, cuando había juicios en la Audiencia venían los abogados y los reos", recuerda Alfredo Rodríguez. La anécdota más destacada del bar fue un tiroteo alrededor de 1982. "Había un juicio entre payos y gitanos y uno de los gitanos quiso hacer el juicio aquí y pegó cuatro tiros", narra el hostelero. No pasó nada de milagro, la vajilla quedó destrozada y la barra, con un disparo.

El Dólar fue también lugar de estudiantes de Derecho y Turismo. Con su cierre, Oviedo pierde su último gran cafetón. Tendrá que coger el testigo del decanato El Sevilla, que abrió a finales de los veinte como Los Tres Reyes.