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Colloto pide auxilio para su vieja iglesia

"Era el lugar favorito para las bodas", dice el párroco del templo de Santa Eulalia, cerrado desde noviembre tras venirse abajo parte de un techo

José Manuel Pidal, en la iglesia de Santa Eulalia, con el boquete abierto tras desplomarse el techo el pasado mes de noviembre. LUISMA MURIAS

El pueblo de Colloto clama por la recuperación de su templo. La iglesia de Santa Eulalia, construida hace más de diez siglos y cuya última gran rehabilitación tuvo lugar en 1924, está cerrada al culto desde que el pasado mes de noviembre se cayese un techo interior y los feligreses no pueden esperar más. A pesar de la existencia de otra sede parroquial en medio de la localidad en la que se celebran la mayoría de cultos, los incondicionales quieren recuperar "la iglesia de siempre" para los grandes eventos.

El deterioro de Santa Eulalia viene de lejos. Hace tres años, el párroco, José Manuel Pidal, lanzó una llamada de emergencia para reparar el firme bajo el que descansan los restos de varios antiguos sacerdotes. El objetivo de la campaña era recaudar unos 30.000 euros, pero 36 meses después las donaciones sólo alcanzarían para mejoras por 7.000 euros.

La situación se agravó hace un mes cuando la caída de abundantes escombros sobre los bancos de una de las naves laterales de la iglesia cayó desde el techo. La decisión de Pidal fue rotunda: suspender los dos cultos semanales programados y todas las celebraciones que pudiera haber previstas como funerales.

Fue entonces cuando los vecinos se movilizaron y comenzaron a correr la voz de la necesidad e volcarse. "Queremos recuperar la iglesia de siempre en la que medio Colloto se bautizó, se casó o hizo la primera comunión", rezaban los comunicados de varios colectivos vecinales en los anuncios repartidos por los negocios.

La reacción vecinal sorprendió al párroco, esperanzando en que la misma pueda dar sus frutos. "Se agradece que lo hagan motu proprio porque considero que mi labor no es estar todo el día pidiendo dinero", confiesa José Manuel Pidal, especialmente agradecido por la labor de "una monja y otra mujer mayor" cuya labor sirvió para encender la mecha de la colaboración vecinal en torno al templo.

La previsión es que los gastos se disparen. Si bien el coste de reparar el suelo está calculado en unos 30.000 euros, el precio de arreglar la cubierta todavía es una incógnita. "Imagino que supondrá unos cuantos miles de euros", declara el sacerdote, que esta misma semana dio orden de comenzar a andamiar la iglesia para acometer las labores urgentes para garantizar la estabilidad del edificio.

Pidal reconoce que la reparación de Santa Eulalia es uno de sus últimos cometidos como párroco. "Tengo previsto retirarme en 2020 y sería una buena manera de despedirme", desea en alto el veterano religioso que lleva al frente de la parroquia ovetense desde hace más de dos décadas de plena dedicación.

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