Jovita Bobes solía acudir a las tertulias que los profesores jubilados del Instituto Aramo organizan los jueves. La última vez, en diciembre pasado, no asistió a la reunión matinal en un local de la calle Fruela. Tina Virgili preguntó dónde estaba Jovita y le respondieron que estaba de médicos, haciendo unas pruebas porque no se encontraba bien. Ayer Virgili acudió a la iglesia de los Carmelitas a despedir a su amiga y compañera, a la catedrática de Lengua y Literatura con la que compartió años de docencia y de amistad en el Instituto Aramo. Tanto es así que las dos se jubilaron el mismo día, aunque había una diferencia, una tenía 60 años y otra 70.

Jovita Bobes quiso trabajar hasta el último día que le permitió la ley. "Su pasión era levantarse todas las mañanas e ir a dar clase", recuerda otro compañero de aquellos años en el Aramo, el profesor de Historia Pedro Zarazaga. Él y Virgili compartieron con Bobes años de instituto y guardan un imborrable recuerdo de la capacidad de trabajo de Jovita Bobes. Una mujer exigente en la docencia y que centró su vida en la enseñanza y la investigación literaria. De aquélla los profesores podían jubilarse a los 60 o 65 años y, si querían, podían solicitar mantenerse en activo hasta los 70 años; así lo hizo Jovita Bobes. "Además, los demás nos jubilamos y abandonamos un poco todo para dedicarnos a la familia o a otras cosas, pero ella siguió estudiando e investigando después de jubilarse", recuerda Virgili, para quien Bobes fue algo más que su jefa de departamento, "fue una gran compañera y una gran persona", insiste.

Fueron muchos profesores del Aramo de aquellos años los que se acercaron ayer al funeral de Jovita Bobes. Allí estaban compañeros como Carmen del Río, Juan Fernando y Carlos Arana y también compañeros de enseñanza, en este caso universitaria, como Josefina Martínez y Antonio Insuela, compañeros de la hermana de la fallecida, Carmen Bobes, catedrática de la Universidad de Oviedo.

Oviedo despidió ayer a una mujer que consagró su vida a la enseñanza y el estudio de la lengua y de la literatura, que publicó numerosos estudios y que era tan exigente con sus alumnos como con ella misma.

Jovita Bobes falleció el pasado día 30, a los 81 años de edad, de forma sorpresiva para muchos, ya que empezó a encontrarse mal hace apenas unas semanas.