El Fontán acaba de perder una parte importante de su alma y su memoria. Laura María Pérez Fernández, que dentro de tres días cumpliría 66 años vividos alrededor de la plaza del mercado, el lugar en el que sus padres habían establecido el negocio familiar, falleció de forma repentina el jueves a consecuencia de un derrame. Laura Pérez, luchadora infatigable del casco viejo de la ciudad, había superado hacía sólo cinco años un cáncer. Su fallecimiento cayó ayer por la mañana, cuando se conoció la noticia, como un mazazo entre vecinos, amigos y comerciantes del Fontán.

Laura Pérez nació, se crió y crió a los suyos, Daniel y Pablo, en esa plaza. Aquí se establecieron sus padres, en la tienda "de los paragüeros", por ser el lugar frente al que el histórico Tino los arreglaba. El negocio familiar fue colmado donde se alternaban comestibles, mercería o paquetería mientras Laura daba sus primeros pasos en la plaza. Estudió en la escuela del Fontán, en las Teresianas Señoritas de Campomanes, en el Femenino y con algún curso de Bellas Artes en el Rosal. Su infancia, recordaba en este periódico hace pocos años, eran recuerdos de una niña feliz corriendo con sus amigas por Daoíz y Velarde, "una plaza tan bella que no tengo palabras para describirla", decía.

Su nombre, "Laura", pasó a designar el negocio familiar cuando ella se hizo cargo y se dedicó al sector textil, primero en el emplazamiento original, después en la otra acera, donde hoy está el Prida, y en una última etapa de regreso a la ubicación original.

A Laura Pérez le tocó no ya vivir, sino exigir la polémica rehabilitación del Fontán. Nunca tuvo dudas de lo que aquello significó y se lo explicaba a todo aquel que quería escucharlo. Las casas estaban a punto de caerse, eran viviendas insalubres y los propietarios dijeron basta. "Hicimos un proyecto básico de restauración y el alcalde nos apoyó. La gente pensaba que el Fontán era suyo. Tuvimos la oposición popular desde el principio. Rechazaban la restauración, intuyo que por cierta envidia. A quienes dicen que el Fontán es un pastiche, les digo que pastiche era antes, cuando cada uno hacía lo que quería".

Luchadora incansable y visionaria para la regeneración del barrio, no paró de apoyar el casco viejo. Otra comerciante de raza del Fontán, Sandra Solís, la recordaba ayer con la pena tremenda de haber perdido "una persona muy querida en el barrio, con mucha presencia, que luchó muchísimo por el comercio, que se dejó la piel tratando de unir a la gente del casco viejo". La vida unió a Laura Pérez y a Solís más allá del comercio y del Fontán. A las dos les diagnosticaron un cáncer de mama en la misma semana y ambas recibieron de Irene García, otra luchadora infatigable a la que se sigue echando de menos desde su fallecimiento en 2015, un homenaje en el Ayuntamiento.

Funeral en San Isidoro

Sandra Solís y otros vecinos estaban ayer conmocionados por el fallecimiento repentino de Laura Pérez, que seguía en su vivienda de la calle Fierros, ya jubilada de la tienda. La presidenta de la asociación de vecinos del Fontán, Ana Isabel Balbín, también la recordaba ayer como una persona muy activa en las reclamaciones vecinales, más en la época de la rehabilitación de la plaza y menos, en los últimos años. "Era muy activa, y luchaba por sus opiniones, aunque a veces no tuviéramos los mismos puntos de vista", explicaba ayer Balbín.

Los restos mortales de Laura Pérez, que deja marido y dos hijos, serán incinerados hoy a las cinco de la tarde en el tanatorio de San Salvador. El funeral se celebrará el próximo lunes, día 7 de enero, su cumpleaños, a las seis de la tarde en la iglesia parroquial de San Isidoro el Real.